El parque Centenario, aunque ha recibido algunas adecuaciones, como el gimnasio al aire libre y espacios para juegos de mesas, todavía tiene sus puntos oscuros, los que se deben mejorar antes de que llegue diciembre y con él, los turistas que lo tienen como lugar obligado para visitar.

El problema radica en que hace cerca de 20 días un árbol del sector de las canchas se cayó y destruyó un tubo de aguas residuales, que no ha sido reparado, y sobre el árbol, aunque fue cortado por trozos para ser retirado del lugar, sigue en el parque, así como las ramas en plena vía pública.

En un recorrido efectuado por EL NUEVO DÍA a este parque, pulmón por excelencia del Centro de Ibagué, se pudo constatar que aunque ya está instalado el alumbrado navideño, los problemas denunciados por la comunidad persisten, así como los registrados incluso hace más de un año.

Aguas sucias

Con la caída del árbol, se destruyó un tubo que recogería aguas residuales del sector, cuyo recorrido va hasta el sitio donde las personas practican sus deportes, como el caso de la superficie de tenis de mesa, donde algunos jugadores han visto cómo los pimpones caen a los charcos que se forman.

Una de las residentes del sector del Centenario, Rosalba Rocha, indicó que en efecto desde que se cayó el árbol y fue cortado por secciones allí quedaron los troncos y las ramas, que interrumpen el libre flujo vehicular, ya que tapan la mitad de la calzada.

“Siempre hemos dicho que tenemos que cuidar nuestro parque, y hace un mes se cayó el árbol con la tempestad que hubo y lo cortaron, pero no retiraron ni los troncos ni las ramas, ni Interaseo, ni Ibagué Limpia, o el que le compete hace algo para quitarlo.

“El paso de los vehículos también se afecta y da mala imagen al parque, tengo entendido que se está invirtiendo mucha plata para embellecerlo, pero esto daña todo y más con esas ramas”, indicó la vecina del Centenario.

Persiste el daño

Por el sector del puente de la calle 10, uno de los antiguos caminos para acceder a la Concha Acústica, desde hace unos cuatro años se destruyeron unas barandas, y con ellas el muro y el piso desde donde se paraba o tomaba asiento la gente para descansar, no obstante el balcón nunca fue reparado, ni mucho menos retirados los escombros, lo que deja mala imagen para el lugar.

Respecto a la seguridad del lugar, los vecinos no se quejan, pues aseguran que esto se debe a la presencia policial, así como a la afluencia de deportistas que desde tempranas horas hacen sus ejercicios y corren por el trazado vial de uno de los sitios naturales de la Capital Musical.