Una crisis como la que vivimos, que llegó cuando menos la esperábamos, es una ‘maestra’ que nos muestra una etapa dura de la vida. Ella, que nos instó a reinventarnos, nos ha permitido entender que hay otras luces que podemos encender en medio de la oscuridad. Lo importante es no claudicar y cultivar una actitud positiva e innovadora. Así las cosas, la fe siempre nos hará caminar en senderos de claridad y, al mismo tiempo, de tinieblas.
PUBLICIDAD
La palabra ‘claroscuro’ es yuxtapuesta; es decir, se forma de la suma de dos expresiones bien distintas. Y aunque sé que se lee algo ambivalente, la vida es así: un cúmulo de luces y de sombras.
Podemos estar entre la claridad y las mismas tinieblas. Tenemos la posibilidad de ser recordados por las cosas ‘buenas’ que hagamos, pero también es cierto que nadie es perfecto y que tenemos ‘lados oscuros’.
Nuestra cotidianidad es, de manera precisa, la suma de esas dos tonalidades.
De hecho, no tenemos que comportarnos de acuerdo con un libreto preestablecido y, por ende, podemos dejarnos sorprender con el ‘día a día’.
Por otro lado, usted no se puede dejar engañar con la falsa ilusión de la posibilidad de una vida perfecta o de una existencia terrenal sin trances dolorosos o amargos.
Le corresponde aceptar la realidad de que aquí suceden tanto cosas luminosas y alegres, como cosas oscuras y tristes.
La vida es bonita, pero no por eso tiene que ser un estado eterno de momentos alegres; tampoco se trata de vivir sumergidos en las amarguras y en las tristezas.
Si aprende a convivir con las unas y con las otras, hará más llevadera su existencia.
Insisto en decirle que, si bien no todo es tan bello como usted quisiera, tampoco vino a este mundo a sufrir.
Este artículo es de nuestro periódico impreso.
¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro! Lo invitamos a seguir leyendo aquí https://digital.elnuevodia.com.co/library
También lo puede adquirir en físico.
Comentarios