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Johana Fonseca es una ibaguereña que todos los días labora en un establecimiento de belleza ubicado en la tercera etapa del Jordán. Su rutina es la misma, salir del local directo a su casa y regresar al día siguiente, movilizándose por medio del sistema de transporte urbano de Ibagué.
Sin embargo, la noche del jueves su rutina se vio drásticamente modificada por culpa de un conductor irresponsable que le hizo pasar momentos de terror a bordo de una buseta, un testimonio que le da la vuelta a la ciudad y ha generado cientos de comentarios de rechazo.
Su experiencia sirve para dibujar el panorama de acoso que deben sufrir las mujeres no solo en la ciudad, sino en el resto del mundo. “No se queden solas en la buseta”, es la enseñanza que deja Johana tras lo vivido.
Su testimonio
“Yo salí a la Quinta a tomar la ruta 82 como todos los días, e iba muy llena. Pagué, me hice en la parte de atrás, y cuando iba como por El Salado la buseta se empezó a desocupar. Yo esa ruta la cojo todos los días y se cuál es el paradero. Tienen que parar frente a un conjunto Yaguar, creo que se llama. Ellos paran ahí, pero cuando íbamos entrando a Modelia, ya finalizando como para coger vía al País, el señor que quedaba conmigo se bajó”, contó Johana.
Fue en ese momento que inició la pesadilla. La joven nunca se imaginó que el conductor fuera capaz de realizar un acto como el que hizo en su contra, una clara violación a sus derechos, por lo que en un inicio pensó que todo se trataba de un error.
“El conductor iba con otro señor adelante, cerró puertas, apagó luces y aceleró. Yo pensé que de pronto el señor no me había visto y accidentalmente había apagado las luces. Entonces yo me paré y timbre y timbre y nada, entonces yo me pegué a ese timbre como loca y nada. Empecé a gritar que por favor me dejaran y nada”, relató, reviviendo la angustia. Aclaró además que el bus había cambiado el camino y se dirigía por una ruta que no era.
“Yo le dije al señor déjeme acá, ábrame, entonces en el desespero de salir empecé a pedirles que por favor me dejaran bajar, cogí el celular para llamar a mi esposo y ahí fue cuando me abrieron la puerta de atrás y se pusieron a reír”, explicó la joven.
Lo más indignante del caso, después del susto, fue la actitud con la que los dos hombres tomaron todo el hecho, como si se tratara de la broma más graciosa, comentó la víctima. “Me dijeron ‘chao mi amor’, pero fue una burla sarcástica, ellos sabían que yo estaba ahí y lo hicieron como de aposta”.
Johana se bajó del vehículo completamente aterrada y con shock emocional que le impidió ver con claridad las placas o alguna identificación del bus. Sin embargo, comentó que es capaz de reconocerlo por dentro.
La ayuda
Gracias a la viralización de su experiencia, varios medios locales se volcaron en difundirlo y llegó a los oídos de la empresa SITSA quienes le ayudarán a encontrar al responsable. “Ya tienen a seis sospechosos”, le informaron a Johana.
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