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Como si fuese una ‘bomba de tiempo’, el asunto del agua ha generado inconvenientes durante los últimos años. Con el latente crecimiento demográfico y la edificación de varios apartamentos, la escasez del vital líquido empezó a pronunciarse en varias comunidades de la ciudad.
En febrero, la ola invernal empezó a escalar poco a poco su intensidad. Con ello, los afluentes hídricos de la ciudad registraron aumentos en sus cauces y gran presencia de material de arrastre después de las precipitaciones, por lo que la suspensión de la captación de las bocatomas en Combeima, Cay y Chembe se han vuelto cada vez más frecuentes, convirtiéndose en un ‘dolor de cabeza’ para la ciudadanía.
Tanto las comunas 7, 8 y 9 como los sectores que se abastecen de acueductos comunitarios, se han visto comprometidas ante la suma de varias problemáticas que se han adherido como causales a la deficiencia del suministro.
Así pues, dinámicas sociales como los bloqueos en las vías, la recolección de aguas lluvias, los problemas de salubridad en áreas urbanas y rurales se han presentado con mayor frecuencia, dejando en entredicho las posibles soluciones que, poco a poco, han ido ‘alcanzando’ a las acciones que la Alcaldía de Ibagué ha resuelto a corto, mediano y largo plazo.
EL NUEVO DÍA ha hecho registro de varias problemáticas concernientes al suministro y disposición del agua en comunidades como El Salado, Arboleda del Campestre, Aguamarina, Tolima Grande, Urb. El Limón, Vasconia, Santa Ana, Restrepo, Villamarina, Ciudadela Comfenalco y San Bernardo (área rural).
Revisión al dictamen constitucional
En materia hídrica, la Corte Constitucional consigna que: “El agua se considera como un derecho fundamental y, se define, de acuerdo con lo establecido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, como ‘el derecho de todos de disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal o doméstico’. El agua se erige como una necesidad básica, al ser un elemento indisoluble para la existencia del ser humano. En el ordenamiento jurídico colombiano tiene una doble connotación pues se instituye como un derecho fundamental y como un servicio público. En tal sentido, todas las personas deben poder acceder al servicio de acueducto en condiciones de cantidad y calidad suficiente y al Estado le corresponde organizar, dirigir, reglamentar y garantizar su prestación de conformidad con los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad”.
Con el dictamen, las entidades prestadores de servicios públicos están en la “obligación de brindar disponibilidad, accesibilidad y calidad” en el suministro acuífero.
Andrés Tafur, director del Centro de Estudios Regionales (Cere) de la Universidad del Tolima, explicó que el debate que sostiene la Corte en términos de derecho al agua se concentra en términos de dignidad humana y el acceso al mínimo vital.
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“Desde el punto de vista del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), el agua potable es uno de los indicadores que alimenta la medición de pobreza. El agua no es un elemento contingente ni accesorio, sino un elemento fundamental. Se está generando una problemática grave que podría derivar a futuro en un problema de salud pública. Una gran parte de la población que no puede acceder al recurso o en casos que no es agua potabilizada, se verá abocada a una situación de dignidad tremenda”, acotó.
Según el último reporte del IPM, en la región un 10,7 % de los hogares tolimenses están sin acceso a fuente de agua mejorada.
Para la zona rural, un dato que refleja la precariedad en las condiciones de vida, es el indicador “sin acceso a fuente de agua mejorada”, en el cual Tolima tiene al 36,2% de sus hogares.
Cotidianidad interrumpida
Con el pasar de los meses, el día a día de las familias que residen en las zonas más presionadas por la escasez acuífera se ha transformado a ‘cuentagotas’. Sin el suministro, varios ciudadanos han optado por juntar agua a través de ‘mecanismos’ que distan mucho del cumplimiento constitucional.
A principios de julio, los residentes de Villa Prado en la comuna Nueve, solicitaron el apoyo de la Administración municipal para la construcción de un acueducto. Con el detrimento a la presión del suministro, varios habitantes de la comunidad se abastecen de una pequeña manguera que conecta el suministro al barrio Milagro de Dios, que a su vez recibe el líquido de Las Américas. Cabe destacar que el barrio se legalizó en el 2019 y, a día de hoy, no cuenta con redes de acueducto ni alcantarillado.
Otra situación ocurrió en el barrio Aguamarina, en la comuna Ocho, donde varios residentes debieron recolectar suministro de las lluvias que acaecieron sobre finales de mayo. Con baldes debajo de los tejados y bajantes, la comunidad juntaba líquido para poder hacer sus labores de aseo y limpieza en viviendas y comercios.
En aquel entonces, Iván Valencia, trabajador en el Instituto Pincel Mágico (colegio con énfasis en primaria), manifestó que “los aguaceros son una bendición porque con esa agua logramos lavar y limpiar. El agua que no nos llegó del Ibal, nos llegó ‘del cielo’. A veces me toca traer el agua desde el barrio Nuevo Armero en baldes para poder habilitar los baños.
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“Eso sí, la factura llega común y corriente”
El plantel educativo cuenta con 90 alumnos de primaria, por lo que garantizar la limpieza del recinto y el agua para la jornada, se convirtió en una actividad diaria por parte del área administrativa de la institución.
“Sí estamos pagando un servicio, lo ideal es que nos llegue el agua constantemente. Es mucho el sacrificio que hacemos en el colegio para poder funcionar correctamente”, añadió Valencia en su momento.
A día de hoy, para la comunidad de Aguamarina las soluciones siguen en incertidumbres. Óscar Marín, habitante de la zona, comentó: “Todos los días están poniendo dos horas, pero se alcanzan a llenar los tanques de las casas entre las 6 y las 8 de la mañana. La gente que no tiene tanque de reserva sigue en la misma. Hay muchas personas que madrugan para hacer todas las labores del hogar, sin embargo, el racionamiento del agua sigue golpeando”.
Desde la comuna Siete, en Santa Ana, María Amanda Murillo, representante de la comunidad ante Asojuntas, manifestó que la comunidad ha elevado peticiones escritas, una acción popular y difundido sus dificultades en diferentes medios locales. A su vez, la problemática escaló al negocio de inquilinato que administra.
“Tenía el segundo piso arrendado y la inquilina ya me dijo que se iba a ir por el problema. La presión es muy baja y no alcanza a llegar al apartamento, por lo que debo recolectar agua a las 5 de la mañana con paciencia, pues el ‘chorrito’ es muy deficiente”, contó.
Crecimiento demográfico
Otro de los debates tiene relación con el gran crecimiento demográfico en las comunas más afectadas. Desde el último Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y la aprobación de varias licencias hidrosanitarias durante los últimos años, la problemática se ha acrecentado en varios sectores de la ciudad, siendo la comuna Siete la más flagelada por la situación.
Según Mery Poveda, presidente JAC de Montecarlo, con la expansión del urbanismo, “edificios, torres, piscinas, lavaderos de carros, de motos, estaderos, bares, colegios, clubes y asentamientos se han constituido en la comuna. El crecimiento ha disminuido el servicio del agua drásticamente”.
El director del Cere compartió al respecto que: “Se han afectado un montón de cuencas y varios elementos problemáticos que genera esta economía extractivista que crece de forma descontrolada en relación con las construcciones. Lo último en que se piensa es en los efectos ambientales que podrían tener estos proyectos y, por supuesto, cuál es el agua que tendrán estos edificios. Dentro de unos veinte años habrán sectores que tendrán problemas enormes de suministro”.
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Y apuntaló: “Se debería hablar de tecnificación de la ciudad en lugar de expansión en un debate económico y político. En el volteo de tierras, donde el precio de la tierra pasa de ser rural a urbano, hay ciertos intereses. A la ciudad le costará mucho dinero poder costear infraestructura de servicios públicos en estas zonas de expansión en donde, a futuro, será difícil llevar el agua. Todo se establece por el valor del suelo, pero eso será debate del próximo POT”.
La ‘medida’ de los bloqueos
En múltiples oportunidades, diferentes comunidades de las comunas más afectadas con la intermitencia se han movilizado a las calles para solicitar la presencia de los funcionarios en búsqueda de soluciones. Puntos como El Salado, la vía a Picaleña, la carrera Sexta, la vía principal de la Ciudadela Comfenalco, entre otros, han sido ‘taponados’ por la comunidad que, generalmente, va acompañada de pancartas, megáfonos y arengas.
“La ciudadanía se ha movilizado bastante y se puede hablar de una acción colectiva que es bastante activa, también muy ligada al estallido social del año pasado, asunto que está muy presente en la ‘retina’ de la gente, por lo que estas acciones se asumen para que les presten atención y sean escuchados”, indicó el director del Cere.
Y agregó: “La ciudad no se ha planteado que el agua es un derecho o el mínimo vital. Es un servicio público y está en discusión a nivel nacional, más allá de poder pagar el recibo o no, la Corte Constitucional ha sido muy enfática en las garantías del acceso al líquido”.
Potabilización del recurso
Según el boletín de vigilancia de la calidad del agua emitido por el Instituto Nacional de Salud en el mes de abril, el Tolima presenta una gran deficiencia en temas de potabilización del recurso.
Según el cálculo del Índice de Riesgo de la Calidad del Agua (Irca), en el área urbana la medición asciende al 66,92 % (riesgo alto) y 86,56 % (inviable sanitariamente) en el área rural.
Al respecto, Tafur refirió que “la red de acueductos comunitarios en muchos casos, no son potables y varían en sus condiciones sanitarias de uno a otro. No hay gobernanza del agua en la ciudad por lo que no se ha dado la debida atención a varios temas administrativos e institucionales”.
Tal es el caso del corregimiento de San Bernardo donde la comunidad empezó a solicitar ayuda por problemas estomacales e infecciones por amebiasis. Ante la dificultad, la Secretaría de Salud tomó muestras al suministro el pasado julio del 2021 y dejó en constancia que: el acueducto comunitario de San Bernardo registra una alta turbiedad, además tiene presencia de Coliformes Totales y Escherichia Coli.
Según los reportes de muestras por personas prestadoras emitidos por el Sistema de Información de la Vigilancia de la Calidad del Agua para Consumo Humano (Sivicap), acueductos como el del barrio Cerros de Granate (Irca 86,11 %), barrio La Vega (Irca 86,11 %) o Jazmín (Irca 98,06 %) continúan siendo inviables sanitariamente según los controles de vigilancia realizados el pasado mes de mayo.
A su vez, acueductos como el de la Arboleda del Campestre a cargo de la Constructora Bolívar (Irca 19,35 %), el del barrio Santa Cruz (Irca 70,97 %) o Acuambala (Irca 38,71 %) representan un riesgo alto para el consumo humano.
Escala a medios nacionales
Con el crecimiento mediático de la problemática en la ciudad, varios medios nacionales han empezado a tratar en sus espacios informativos la dificultad que atraviesa la ciudad con el suministro.
El pasado 11 de julio, W Radio invitó a Fabio Andrés Ríos, habitante de la Arboleda del Campestre y quien comentó ante los micrófonos del canal radial que “a día de hoy, el tema ha empeorado. Hace un mes comenté que nos colocaban el agua dos veces al día, hoy solo nos la colocan una vez al día y aproximadamente solo una hora. Sobre esto que nos está afectando ya se había dejado varios compromisos. Una era que se iba a hablar con la constructora (Constructora Bolívar) para ver si podía facilitar una planta de tratamiento de aguas para que a corto plazo se solucione este inconveniente, asunto que a la fecha aún desconocemos en qué va”.
Así las cosas, medios como Revista Semana, W Radio, Revista Pulzo y El Espectador han seguido el rastro de la problemática que, poco a poco, está adentrándose en la agenda mediática nacional.
DATO
La comunidad de Barlovento también protestó en su momento.
COMILLAS:
En la mayoría de casas tenían baldes para recoger líquido cuando llovía y así podían hacer aseo a los baños o lavar la ropa. Ahora como casi no está lloviendo, ya tampoco se puede contar con esa ración de agua
Óscar Marín, habitante de la comuna Ocho.
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