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Pese a ser uno de los afluentes hídricos más importantes de toda la región, desde hace años el río Chipalo lleva recibiendo ingentes cantidades de residuos provenientes de diversas actividades humanas. Por tal razón, luego de varias quejas y solicitudes ciudadanas, la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, anunció que la descontaminación de este río, al igual que las quebradas La Tusa, La Saposa, Las Ánimas, La Balsa y La Ambalá, serán una prioridad para este 2023.
Y es que, como ha podido evidenciar esta redacción en múltiples visitas efectuadas a la faja paralela de los cuerpos de agua, donde viven varias familias, las condiciones del río y las quebradas son, en extremo, deplorables.
Por poner un ejemplo, sobre la altura del puente del Topacio, debido a fallas en las estructuras de conducción de aguas residuales, estos líquidos afectados negativamente por la acción del ser humano están siendo depositados continuamente sobre el cauce. Si bien los habitantes aledaños comentan que el daño de la tubería es de hace años, funcionarios del Ibal le aseguraron a EL NUEVO DÍA que desde octubre del 2022 se había programado una visita para su intervención. Sin embargo, a la fecha, el daño y la contaminación permanecen.
De igual forma, en un recorrido realizado junto con miembros de la JAC de San Luisú, se puede observar cómo la ronda hídrica se encuentra impactada por la mala disposición de las basuras, las cuales son arrastradas desde la parte alta de la urbe y terminan depositadas en las orillas del río.
Tubería de alcantarillado dañada a la altura del puente del Topacio.
De acuerdo con Antonio Ramírez, uno de los líderes de la zona, la máxima autoridad ambiental había emprendido acciones hace un año para mitigar dichos efectos con trabajos mancomunados con la comunidad. No obstante, comenta que dichas jornadas quedaron inconclusas por lo que, una vez más, se volvieron a acumular los desechos.
Asimismo, el deterioro de los pozos colectores, está ocasionando vertimientos a los afluentes superficiales de agua y, en consecuencia, el deterioro de la calidad del medio ambiente se hace sentir en las comunidades asentadas en las riberas, tal y como sucede en la parte alta de La Gaviota, con la quebrada La Saposa; hechos que fueron denunciados meses atrás por este periódico.
Por todo lo anterior, la máxima autoridad ambiental del departamento anunció hace unos días que recuperar este afluente era uno de los objetivos en lo que resta de año.
“Producto de una consultoría que hicimos con recursos del Ibal, el municipio y Cortolima, en la que se invirtieron más de $3.600 millones, nos entregaron en diciembre todos los estudios y diseños con las obras grises y verdes que se requieren para la recuperación del río Chipalo”.
“En este momento ya colgamos una licitación y estamos en el proceso de publicar el trámite de la interventoría, la cual espero que sea adjudicada a finales de febrero para iniciar, de esa forma, los procesos y trabajos de infraestructura que necesita Ibagué para la descontaminación y la mejora de este afluente, mejorando así las condiciones de las personas que le rondan”, aseguró Olga Lucía Alfonso Lannini, directora general de Cortolima.
En los resultados obtenidos por dicha consultoría se pudo establecer que los Índices de Calidad de Agua efectuados, arrojaron estándares ‘regulares’; además, en lo que concierne al índice de contaminación de materia orgánica, se ofreció una calificación ‘media’; por último, solamente en lo relacionado a sólidos suspendidos hubo una calificación ‘aceptable’.
Montañas de basura se forman junto al cauce del río Chipalo. Juan Corredor / El Nuevo Día
Lo anterior preocupa, máxime cuando el río Chipalo es usado como suministro de agua potable por parte de acueductos comunitarios y cumple una función en el riego de cultivos en el área rural de Ibagué y Alvarado, tal y como comentan Diego Cuéllar y Alejandro Aguirre en un trabajo realizado en el seno de la Universidad de Ibagué.
“Es así como este diagnóstico permite establecer la necesidad de intervenir la ronda hídrica del río Chipalo, y las zonas de influencia de las demás quebradas a través de la optimización de las redes de alcantarillado existentes y la construcción de unas nuevas, a partir de la instalación de tubería y suministro e instalación de pozos de inspección y pozos eyectores”, afirmó Cortolima en el proceso licitatorio.
Para llevar a buen puerto este objetivo, la entidad destinó un aproximado de $8.000 millones de pesos, para que en un plazo de ejecución no superior a los 570 días, las condiciones de dicho afluente puedan mejorar.
DATO
Aunque el río nace en la zona rural del corregimiento Alaska completamente cristalino, al desembocar en el río Totare en el municipio Alvarado, este ya se encuentra afectado por la contaminación.
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