Economía popular Vs. Ortodoxia económica (I)

Alberto Bejarano Ávila

La economía es ciencia relativa, flexible y diría que moldeable por el intelecto y la voluntad de quienes controlan sus variables y ello puede demostrarse con el cúmulo de documentales que enseñan cómo los países ciertamente progresistas, utilizaron y protegieron sus recursos naturales y estratégicos, impulsaron y privilegiaron su talento y desarrollaron y aplicaron las ciencias sociales y las tecnologías para convertirse en potencias económicas y en ejemplo de equidad social, modernidad y calidad de vida.
PUBLICIDAD

El Tolima (Colombia), por retardo y codicia de sus mal llamados lideres históricos, se postró frente al capitalismo (neoliberalismo) y, por ello hoy muchos analistas y líderes sociales, económicos y políticos, por esnobismo o inopia mental, veneran la ortodoxia economicista que, de muchas formas, origina la corrupción y la mediocridad que nutre la decadencia y el atraso creciente que sufrimos los tolimenses.

El dominio de la ortodoxia capitalista es tan fuerte que aun la gente honesta, así descrea del pseudo dirigente mesiánico, mediocre, decadente y corrupto, sigue confiando en las clásicas recetas economicistas y, por olvidar o ignorar que quienes a lo largo del tiempo han apelado a tales recetas no le han atinado al “mundo hinchado”, invoca la inversión externa, el apoyo del estado, la ayuda internacional y más variables, que si bien útiles, no expresan la esencia de la tesis económica antropocéntrica (visión del desarrollo) que debe utilizar el Tolima para honrar la política y así vencer el atraso. Por años hemos argüido (y algo se hizo) la práctica de la economía popular, la democracia económica y el capitalismo popular, pero gamonales y hasta “progresistas”, eluden el tema y persisten en la siempre fallida ortodoxia económica.

Así entonces gobiernos, gremios, fundaciones, academia, políticos, tal como lo hacen desde años ha, seguirán realizando foros, encuentros y más eventos cuyas denominaciones aluden al desarrollo del Tolima, pero donde el talento tolimense es ninguneada porque no lo invitan a la reflexión o diálogo interno para buscar salidas sino, presentándolos como gurús, invitan a burócratas gremiales nacionales a redundar en la ortodoxia económica para cegar y hacer perder tiempo que debe usarse para hallar, en el talento propio, la vía correcta del progreso. 

Imposible ha sido y será que el Tolima encuentre la correcta ruta del progreso si su búsqueda parte de la ortodoxia económica y no de un enfoque de futuro construido desde la simbiosis del contexto territorial tolimense (los 24 Km2) y su sociedad presencial y virtual (la diáspora), correlación en la cual subyacen la identidad, las oportunidades, los recurso y el talento para edificar desarrollo endógeno. La noción cardinal para entender tal cuestión es la democracia económica, traducida en región de dueños o economía cuya propiedad comparta la mayoría de tolimenses (cooperativas, empresas comunitarias, copropiedad de las empresas públicas, asociaciones, participación accionaria), democracia objetiva que de hecho sustenta racional y emocionalmente la legítima democracia política, pues el remedo siniestro está sustentado en la mentirosa y mesiánica promesa de remediar las necesidades insatisfechas. Continúa…

 

Alberto Bejarano Ávila

Comentarios