EFECTOS ACTUALES DEL GOLPE DE ROJAS

Alfonso Gómez Méndez

Ahora que el presidente de la República ha puesto de moda el concepto de “golpe blando” -en el fondo una referencia gaseosa en la que se mezclan factores de oposición inherentes a todo jefe de Estado, con decisiones que de manera independiente toma el Congreso y aun los jueces y fiscales de la República- es momento propicio para recordar los 70 años, que se cumplieron ayer, de uno de los golpes -ese sí de verdad- que llevó al general Rojas Pinilla al poder y cuyas consecuencias aún vivimos.
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Con razón se dijo que Colombia era tierra estéril para las dictaduras -aun cuando las hubo de naturaleza civil en los gobiernos de Ospina Pérez y Laureano Gómez- ya que en nuestra historia republicana sólo tuvimos -uso el pasado porque ya no hay más espacio para golpes de cuartel- dos golpes de Estado, con curiosas características y coincidencias, en 1854 y en 1953.

El del siglo XIX fue el del general chaparraluno José María Melo y el del siglo XX, el del general boyacense Gustavo Rojas Pinilla. En ambos, civiles inspiraron a los golpistas. Melo, apoyado por las sociedades democráticas, le dio el golpe de Estado a otro caudillo militar, José María Obando, prácticamente con su anuencia, motivo por el cual este último fue procesado en el Senado.

Lo mismo pasó con Rojas, quien, llamado a calificar servicios en el grado de mayor por temas administrativos, fue reintegrado por decisión del Consejo de Estado. En medio de la violencia liberal conservadora y por la división entre ospinistas y laureanistas, el 13 de junio, ese sábado en que Colombia tuvo tres presidentes, sin proponérselo se toma el poder.

Un libro que me regaló hace varios años Alberto Casas Santamaría, de Antonio Escobar Camargo -quien como en nuestros tiempos, fue ministro del presidente derrocado y del usurpador- describe las veleidades de esa noche en la que prácticamente fue Lucio Pabón quien empujó a Rojas a dar el golpe, frente al “vacío de poder”, ya que el designado se negaba a asumirlo en representación de las Fuerzas Armadas y el titular -después de reasumir y nombrar a Jorge Leiva para que destituyera a Rojas, a quien apresaron en el batallón Caldas- se fue a su casa de descanso… a amasar pandeyucas.

Por la situación de violencia que vivía el país, la nación lo acogió con júbilo ese 13 de junio. Desde el balcón presidencial, que ahora se ha vuelto a usar con otros fines, Rojas y su hija María Eugenia, recibieron el apoyo popular. Los jefes políticos esperaban que Rojas terminara solamente el periodo de Laureano y convocara a elecciones, como se lo propuso el jefe liberal Carlos Lleras Restrepo. Su luna de miel le llegó hasta el primer año cuando comenzó la cara dura de la dictadura con la masacre de los estudiantes el 8 y 9 de junio, la clausura de “El Tiempo” y “El Espectador”, los episodios del circo de Toros, la censura de prensa, el abuso del Estado de Sitio y del toque de queda.

Los jefes de los partidos después de enconada lucha se pusieron de acuerdo para sacar a Rojas, quien, a pesar de contar todavía con el apoyo de las Fuerzas Armadas, no las enfrentó al pueblo y admitió irse dejando una “Junta Militar” que él mismo designó. La Junta -como no había Estado de derecho- se inventó la figura del plebiscito y diseñó las instituciones del Frente Nacional para poner fin a la violencia: paridad en todos los órganos del poder y más tarde la alternación.

Rojas fue procesado por sus enemigos políticos, por contrabando de reses y por un supuesto favorecimiento al “cóndor” pájaro del Valle. Curiosamente, estuvo preso, primero en Galerazamba y luego en el edificio Sendas, obra social de Rojas y origen del Bienestar Familiar. Después, fue residencia para señoritas universitarias que no tenían casa en Bogotá, con un severo régimen disciplinario de entrada y salida. Quién lo creyera, hemos venido a descubrir a propósito de polígrafos y chuzadas, que aparte de la DIAN ahí funciona hace años una agencia de inteligencia paralela de la Presidencia…

Rojas fue rehabilitado y absuelto por la Corte. Fundó la Anapo -liberal conservadora- y para algunos, fue derrotado por un fraude electoral el 19 de abril de 1970, lo que dio origen al M-19, hoy en el poder por las vías democráticas, que fue lo que Rojas no pudo

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ.

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