¿Y para cuándo el plan de reactivación económica?

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Nos estamos alejando de las causas y motivos que dan felicidad y prosperidad a los ciudadanos en cada territorio, pues el nivel de ingresos de las personas son una brecha –o mejor, ya es un abismo- que nos separa de los estándares mínimos, relacionados con el nivel de vida, de los países ricos. La pobreza –en términos monetarios- pero también en las acciones, constituyen el origen del descontento, con toda razón, de la población en general, pues, según el Dane, en Ibagué el 30,9% de los habitantes (sobre)viven en condiciones de pobreza monetaria, esto es entre 0 y 327.674 pesos mensuales, una vileza que hay que atacar y a la que tenemos que sobreponernos si queremos avanzar hacia la senda del crecimiento y el desarrollo. No nos podemos dejar distraer sobre lo fundamental en cuanto a garantizar el bien común, la creación de un sistema educativo eficiente y, más que una petición, una exigencia, sobre el plan de reactivación económica de la ciudad, el cual, hay que decirlo, no existe, hasta ahora solo hemos tenido una reapertura del comercio y, eso, no es suficiente para superar la crisis. Esos 168 mil ibaguereños que viven en condiciones de pobreza lo reclaman a gritos y los 143 mil que están en condiciones vulnerables suman su voz para decir que son el 57,2% de los habitantes de nuestra ciudad y que la están pasando bastante mal. Se requieren planes, programas y proyectos que beneficien a toda la población para salir del letargo en el que nos encontramos.
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Sin lugar a dudas el (des)control de la pandemia, la ausencia de una política clara en materia de cultura ciudadana y la crisis económica que empuja a un gran número de personas a las calles a conseguir el sustento diario, son el polvorín ideal para regresar a medidas estrictas de confinamiento y restricción de derechos y libertades. Hay que salvaguardar la vida y la salud, pero ¿por qué no la protegemos previniendo y no reaccionando? Por esa razón, urge la creación de un plan de choque que reactive la economía, con los incentivos precisos para la generación de empleo, que implique la concesión de alivios tributarios para las empresas que han visto reducidos sus ingresos con ocasión de la pandemia, de igual manera, extender los alivios en el pago de impuestos a las personas que han perdido su puesto de trabajo y, definitivamente, poner en la agenda la discusión de la renta básica que incluya un subsidio a ese 27,5% de ibaguereños en condición de desempleo y, por supuesto, a aquellos sectores que se han visto reducidos a la vulnerabilidad con ocasión de las medidas de confinamiento, tales como los de entretenimiento nocturno, el deporte, así como el sector transportador de la ciudad, entre otros –no se pueden dejar a su suerte, pues de ellos también depende que nos reactivemos-, tal y como lo hizo Bogotá con su plan Marshall. Que proyecten los recursos y sea puesto como prioridad en la agenda local, porque hay que brindarle a la población, las condiciones necesarias para alcanzar un mínimo vital de subsistencia, ¡es un derecho humano!

Recordemos que la inclusión, el pluralismo y la educación son las claves de la prosperidad y, porqué no, de la riqueza de un territorio, así es que, si queremos revertir la situación y reducir la brecha de pobreza, iniciemos el proceso para recuperar las condiciones económicas de nuestras gentes.

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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