Ibagué, azotada por la marihuana

Carlos Enrique Martínez Caballero

Se escribió en diciembre del año 2009 en este mismo diario, en una entrevista a un alto oficial: “Las autoridades deben tener como programa bandera la lucha contra el consumo de estupefacientes, el cual considera uno de los más grandes problemas de la capital tolimense”. “Esto trae indigencia, inseguridad y violencia”.
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Meses antes, en la comuna ocho, se desarrollaba por parte de las autoridades, la toma de las comunas, una campaña conjunta por la seguridad y allí, el reporte mostraba decenas de armas blancas y dosis personales de marihuana incautadas. Para septiembre y como si fuera poco, solo a un menor de 15 años se le incautaba en el Parque Galarza un bulto de moños del mismo alucinógeno.

No se sabe si fue mejor o peor la decisión tomada por el Poder Legislativo y Ejecutivo al aprobar el acto legislativo 33 de 2022 por el Senado y 02 de 2022 por parte de la Cámara de Representantes, donde modificaban el artículo 49 de la CPN con el fin de autorizar el consumo de marihuana (cannabis) para uso adulto, pero el tema es que hoy lo consumen más los menores que los mayores de edad.

Ibagué, no puede desconocer el mal efecto social que vive diariamente con relación a este tema. Solo por mencionar un caso, el Parque de los Abuelos en la ciudad le dicen el parque de los marihuaneros, porque abuelos no hay, pero jóvenes fumando a toda hora sí. En el centro de la ciudad se consigue con mucha facilidad pipas y todo tipo de elementos para fumar la hierba y el tráfico de este dañino elemento se compra cómo comprar tomates o cebollas.

Si vas a caminar a una cascada, allí llegan los que fuman; si vas por las calles, te cruzas con los que fuman; si vives en edificio o casa de barrio, te afectan los fumadores, si vas a una discoteca o bar, te fuman al lado; solo falta que te fumen en las iglesias y también en los restaurantes, porque en las escuelas o universidades, ni que decir.

En esta ciudad, se creó el comité ambiental en defensa de la vida y su expresión pública, La Marcha Carnaval, como “manifestación pacífica a favor del medioambiente”, apoyada por los estudiantes de la Universidad del Tolima, SENA, colegios públicos y algunas barras bravas del Deportes Tolima entre otras, pero cuando la acompañas o la observamos, no solo sales oliendo al macabro elemento, sino también medio trabado, además de dañar el aire por donde va pasando, eso sin dejar de mencionar las banderas del ELN, comunismo y M19, entre otras expresiones públicas distorsionando la razón de la misma.

Para reforzar esta teoría, solo en diciembre del 2024 fueron incautados a una sola persona 945 kilos de marihuana en este municipio, casi una tonelada del insumo que golpea y azota la ciudad musical de Colombia, desequilibra la sociedad, afecta la juventud y genera un problema casi que incontrolable para quienes desean vivir “en paz y tranquilidad”. Si este no es un tema de gobierno que amerita una acción pronta al lado del suicidio y la seguridad, no sabría entonces ¿por qué nos preocupamos por las trivialidades del momento?

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr”. “Soy ciudadano”.

Carlos Enrique Martínez Caballero

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