PUBLICIDAD
Era el cierre del “Ibagué Festival”, organizado por la Fundación Salvi en coordinación con el Conservatorio del Tolima y otras entidades; con él despedían el mes del amor y la amistad. Interpretaron tres piezas, a cargo de distintos directores y todo el montaje dirigido por el reconocido maestro Alejandro Mantilla.
Reunir 220 personas en un gran coro implicó una ardua gestión para lograr la participación de entidades que contaran con coros institucionales. No fue tarea fácil, puesto que los ensayos demandaban tiempo voluntario de sus integrantes; y fueron doce las instituciones que aceptaron la invitación con entusiasmo. Así se integraron las voces de coros pertenecientes al Conservatorio de Ibagué-Amina Melendro, los Colegios San Bonifacio de las Lanzas, San Simón, Liceo Nacional, Rondalla Ibaguereña, Coral Ciudad Musical de Ibagué, Colectivo Coral, Coro Kenosis de la Catedral, Amapentol-Asociación de Maestros Pensionados del Tolima y los de la Universidad de Ibagué, la del Tolima y la Cooperativa.
No escapa la complejidad de articular tantas voces, y puede afirmarse que el montaje fue excelente, tan emocionante que los aplausos fueron prolongados y de pie. Al final, el clamor por repetición fue atendido por el maestro Mantilla con la condición de que el público acompañara con sus voces y así se hizo, con el resultado de una exultante manifestación de alegría y gratitud a los organizadores y a los integrantes de la gran Coral Ciudadana, que nos deja una enorme lección: el trabajo colectivo es complejo pero posible, y los resultados pueden ser excelentes. Mil gracias a Julia Salvi, presidenta de la Fundación Salvi, y al maestro Mantilla.
Ayudó mucho el escenario en el que se presentó, el Auditorio Mutis de Unibagué. Allí llegaron más de setecientas personas que, hoy, con alegría dan testimonio de ese gran evento que debe repetirse para que muchas más personas puedan deleitarse con ese espectáculo. También deberá escalarse. ¿Por qué no pensar que se replique en casi cada municipio del Departamento, donde colegios, escuelas, instituciones y grupos ciudadanos de niños, jóvenes y mayores, se animen a conformar coros que, en momentos pertinentes, se integren para hacer una gran puesta en escena?
Es un desafío que podrían asumir los directivos de instituciones educativas, empresas y por supuesto las respectivas alcaldías a través de sus secretarías u oficinas de Cultura para que los animen y apoyen cuanto sea necesario. De esta manera podrían salir adelante con la certeza de que estarían aportando a la convivencia ciudadanía, al uso enriquecido del tiempo libre, al aprecio por la música y ¿por qué no? atraer la mirada del país hacia un evento de singular valor.
Fundamental sería el papel de la Gobernación a través de las Secretarías de Educación y Cultura. Ellas tendrían que liderar tan importante empeño que demandaría algunos recursos y la asignación de docentes que cumplan la tarea. Y es afortunado que contamos con los maestros en Música que forma el Conservatorio del Tolima.
Ellos pueden cumplir tan importante tarea, además de que puede representarles una oportunidad laboral que les permita permanecer en el Tolima y no tener que emigrar a otros lares en busca de trabajo.
En suma, las condiciones están dadas y la expectativa está en que los nuevos gobernantes acepten este reto. Entonces podríamos afirmar que en el Tolima no solo tenemos la “Ciudad Musical” sino que somos un Departamento Musical.
Comentarios