Que su gabinete sea el mejor augurio de exitosas realizaciones

Carmen Inés Cruz Betancourt

“Nadie se las sabe todas” afirma un dicho popular, y es una verdad incontrovertible, que especialmente los gobernantes y funcionarios recién llegados deben asimilar. Por ello es imperativo que se acompañen del mejor equipo posible.
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Es vital que los gobernantes tomen conciencia de que al terminar su mandato, serán ellos los descalificados si su gestión no respondió a las promesas de campaña y es su nombre el que quedará desprestigiado. También será quien responde por los delitos que se configuren que, aún cuando no fallen en contra, serán una pesadilla por largo tiempo y altas sumas deberán pagar a sus abogados. 

Los gobernantes tienen metas por cumplir, el tiempo es corto, los recursos insuficientes, la gente espera resultados prontos y concretos, la hora del discurso ya pasó y las disculpas ni “el espejo retrovisor” convencen. 

Por lo anterior, es clave la calidad de su equipo, para cuya selección debe fijar criterios exigentes. Lo primero es entender que la gratitud es una virtud valiosa que debe cultivarse pero no tiene que expresarse asignando cargos de especial responsabilidad a personas sin la idoneidad necesaria, solo por el hecho de que son amigos y aportaron en la campaña. Tampoco ayuda entregar cargos de responsabilidad como “cuota política” a recomendados de los “jefes políticos o patrocinadores” por el solo hecho de contar con esos avales, porque harán un mal trabajo y le responderán a ellos y no a usted. Así mismo, les hará mucho daño caer en la mala práctica del nepotismo. Lo dicho es conocido por todos pero aún así son prácticas comunes, con frecuencia denunciadas y también sumidas en la impunidad.  

Las fórmulas mencionadas para conformar un equipo de gobierno generan enorme desgaste al nominador; le puede llevar a una frecuente rotación y al final a reconocer que la ejecución fue muy baja, no hubo método ni planeación y cuanto hicieron demostró ineficiencia, inexperiencia e ineptitud, como señala José Manuel Acevedo en su columna “Un gobierno sin método” (El Nuevo Dia. 08-01-2024) 

Ejecutar bien y con prontitud, resulta difícil para quienes no conozcan el intrincado tinglado del sector público que parece diseñado para complicar las cosas, supuestamente para asegurar decisiones técnicas, transparencia y apego a la Ley. Así que si los equipos no cuentan con personas honestas e idóneas, las tareas se dilatan y se hacen mal y, por supuesto, la responsabilidad recae en cabeza de quien designó colaboradores deshonestos o ineficientes; de ello tenemos muchos y muy penosos testimonios en todos los niveles.

Importa además entender que no bastan las condiciones técnicas, experiencia y títulos de los designados, es ineludible considerar su ética, credibilidad y calidad humana, puesto que les corresponde estimular que sus colaboradores de todos los rangos, establezcan relaciones armoniosas, colaboren y se comprometan con su tarea y con la institución. Solo así es posible lograr el rendimiento requerido, que incluye la responsabilidad de fomentar un buen clima laboral y ofrecer atención diligente y de calidad a la ciudadanía.

El gobernante y su gabinete serán observados rigurosamente y sus comportamientos contrastados con los discursos de campaña, buscando identificar las  inconsistencias. Entonces, la información y la forma de recibir y responder las críticas tendrán gran impacto, mucho más ahora cuando las redes sociales multiplican los mensajes a velocidades asombrosas. Y todo ello, contribuirá a afirmar respeto y solidaridad o rechazo a su gestión. 

Finalmente, dar ejemplo y línea clara, verificar el avance de la gestión, informar con claridad y escuchar la crítica, les ayudará y serán tareas cruciales de los gobernantes y sus gabinetes.  Suerte, mucha suerte, el Tolima requiere que les vaya muy bien.

Carmen Inés Cruz

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