Crece la manada de elefantes blancos en el Tolima

Carmen Inés Cruz Betancourt

Con enorme desolación conocimos declaraciones del Contralor General de la República, publicadas por este diario (08-05-2024) en las que señala que suman 103 los proyectos identificados como “Elefantes Blancos, Obras Inconclusas y Proyectos Críticos” en el Tolima, y tienen un valor de $1,14 billones.
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Y cabe destacar que cuatro años atrás (09-09-2020) la misma fuente reportó que el Tolima era el primero entre los 10 departamentos con mayor número de proyectos de este tipo (96), seguido de Antioquia (92), Boyacá (84) y Bolívar (83). Significa que en el breve lapso de cuatro años, ese tipo de proyectos pasaron de 96 a 103 en el Tolima; han aumentado siete. 

Frente a tan vergonzoso panorama se suele afirmar que en buena parte se debe a la impunidad resultante de una justicia no opera y unos órganos de control no cumplen su función, que son incompetentes, negligentes, o se hacen “los de la vista gorda” y así participan y fomentan la corrupción. Ante esta acusación la Contralora Departamental, Carolina Giraldo, comentó (El Nuevo Día 07-10-2023): “…. No es como muchos dicen, que no hacemos nada, que no informamos; la entidad sí trabaja y cuando los informes son definitivos los comunicamos y subimos a nuestra página web”. 

Respecto al Plan de Vigilancia 2023, específicamente sobre los denominados ‘elefantes blancos’, señaló que hay quienes se molestan al momento de realizar auditorías y por no darles prórrogas, cuestión que en su concepto genera malestar en los sujetos de control porque al parecer estaban acostumbrados a ello; así mismo, que al momento de adelantar una auditoría ... pese a solicitar información con antelación, en ocasiones ésta no se encuentra lista”.

Insistió la Contralora Giraldo que cuando la comunidad afirma que: “la Contraloría no sirve, que yo denuncié y no hicieron nada”, reflejan que no conocen bien las funciones de la Contraloría, por ejemplo, que las actuaciones del órgano departamental se desarrollan teniendo en cuenta de dónde provienen los recursos, si es dinero del orden nacional la encargada es la Contraloría General, y precisó que en una amplia mayoría de casos la fuente de los recursos es del nivel nacional, … No obstante, hace mes y medio suscribimos un compromiso entre las contralorías territoriales y la Contraloría General para hacer equipo y revisar qué está pasando con las obras inconclusas”. Además, reiteró el llamado para que la ciudadanía denuncie y se avance en el seguimiento participativo que promueven las Contralorías.

Pero es evidente que no basta con exigir honestidad y eficiencia a los órganos de control, también se requiere mayor responsabilidad de funcionarios públicos y sobre todo de los gobernantes para que se ocupen de concluir obras iniciadas por otros gobiernos, que sean razonables y  que requieran continuidad y puesta en operación, superando así la nefasta costumbre de abandonarlas y arrancar de cero con obras que les permita instalar placas y cortar cintas, que explica en buena parte ese gran número de proyectos inconclusos; también, descartar obras sin los diseños y planificación debidas y sin que respondan a verdaderas prioridades; sin financiación asegurada ni recursos que garanticen su sostenibilidad. 

Es imperativo garantizar riguroso seguimiento a las obras, erradicar las consabidas “contrataciones a dedo” con ejecutores que no califican en aspectos técnicos, económicos y éticos, y aquellos que para ganar ofrecen menores precios y tiempos de ejecución porque saben que conseguirán sucesivas adiciones presupuestales y prórrogas, que suelen implicar grandes sobrecostos, tiempos de ejecución indeterminados o abandono de proyectos y, con ello,  enorme corrupción y esa creciente y vergonzosa manada de “elefantes blancos”. 

Carmen Inés Cruz

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