Llamemos las cosas por su nombre

Carmen Inés Cruz Betancourt

Según el Diccionario de la Lengua Española llámase “Típico” aquello que es tradicional, popular, representativo, propio, peculiar o  característico de un grupo, país, región o  época.
PUBLICIDAD

El asunto viene a colación porque en relación con los trajes que usan las participantes en el Festival Folclórico que se realiza en Ibagué, especialmente las “embajadoras o candidatas” a los reinados, muchos observadores preguntan: ¿Y de dónde son típicos esos trajes?. Les llama la atención, en particular, las faldas, con tantos metros de tela, tules, encajes, letines, lentejuelas, pedrería, flores repujadas e infinitos adornos. Son piezas muy elaboradas y costosas, y por tanto excluyentes para muchas mujeres que quisieran vestir uno de esos “trajes típicos” y muy especialmente escolares deseosas participar en las festividades

Cabe entonces interrogar: ¿Acaso alguien ha visto, en algún rincón de este Departamento, mujeres del común o de cualquier nivel, en el campo o en la ciudad, ataviadas de ese modo, hoy, 50 o cien años atrás? La respuesta por supuesto es que nadie las ha visto; esos atavíos nada tienen de típico y mal hacen en llamarlos así, cuando en realidad deberían llamar “trajes de fantasía o disfraces”, surgidos de la imaginación de personas muy creativas a quienes se les ocurrió que eso es lo que deben usar en las fiestas.

Ahora bien, donde sí encontrarán oferta de elementos típicos es en el sector de la gastronomía: la lechona, el tamal, los achiras, las colaciones, la chicha, el aguardiente, etc.; y en el campo de la artesanía: sombreros, ponchos, alpargatas y adornos para múltiples usos (pero verifique que no diga: Hecho en China); así mismo las vasijas de barro elaboradas en La Chamba. También es la ocasión en que entran en escena la música regional, instrumentos musicales tradicionales y de paso algunos artistas logran oportunidades de trabajo. 

Es un hecho que el Festival es un evento valorado por la función que cumple como espacio de recreación y encuentro, y sobre todo para dinamizar la economía de ciertos sectores, especialmente el turismo y el comercio, siempre con la expectativa de que se desarrolle en paz y contribuya a aliviar la tensión y angustia que se vive en el día a día. También por el supuesto aporte al fortalecimiento de la identidad regional, así que su pertinencia no se discute; no obstante, hay asuntos que ameritan revisión en procura de su mejoramiento continuo, por ejemplo, no hablemos de “trajes típicos” porque de típico nada tienen y especialmente porque se envía un mensaje incorrecto a niños y jóvenes, llámenlos “trajes de fantasía o disfraces”. También amerita repensar algunos códigos que se vienen utilizando como esos de “reinas y embajadoras” que resultan inadecuados, por qué no hablar de “delegadas” y delegaciones ?. Así mismo se podría transmitir un mejor mensaje si los concursos giran, no alrededor de una persona sino de grupos: de danza, de música, de atuendos, carrozas etc, que involucran mucha más gente y estimulan el trabajo colectivo y la asociatividad.

En otro ámbito hay algo más que amerita revisión: los escenarios. Resulta desolador que teniendo una Concha Acústica en el otrora bello Parque Centenario, hoy no se pueden utilizar porque están hechos una ruina habitada por indigentes y drogadictos; una prueba de desidia del anterior alcalde de la Capital Musical, que durante sus cuatro años de mandato nada hizo por resolver los graves problemas acumulados. Ojalá la Alcaldesa que le sucedió, se apiade y trabaje intensamente para lograr la recuperación pronta y total de esos escenarios, asumiendo que son pieza clave para mejorar la cara del Festival Folclórico y dinamizar la actividad cultural en general. 

 

 

 

Carmen Inés Cruz

Comentarios