PUBLICIDAD
Que “el poder constituyente ya arrancó” como lo expresó el domingo anterior, en entrevista concedida a Juan Manuel Acevedo para RCN TV. Contrario a su interpretación, con la impactante movilización se le envió un mensaje claro, preciso y contundente para que gobierne y deje de estar haciendo política partidista anticipada para el 2026; y al Congreso, para que entienda que los ciudadanos no están de acuerdo con las reformas que se debaten y que no deben aprobarse; y a sus adeptos, que la ciudadanía está dispuesta a defender la Constitución y su institucionalidad.
La dimensión de las marchas y las condiciones de quienes participaron voluntariamente (ancianos, discapacitados, jóvenes, niños, hombres, mujeres, profesionales y hasta vehículos) contrastan con la precariedad mostrada en las realizadas 13 días atrás por las centrales obreras y los maestros, que no se extra- ñaría que, para el primero de mayo, para intentar superarlas, trasladen la gente a Bogotá, como acostumbran.
Volviendo a la entrevista, en ella el presidente expresó: “El poder constituyente no se convoca, es el pueblo el que se convoca él mismo para decidir sobre aspectos fundamentales”. Desviada interpretación. Lo cierto es que el pueblo es soberano y de él dimana el poder público, pero ese derecho solo se ejerce de dos formas: de manera directa a través de los mecanismos de participación (en los que prima el voto) o por medio de sus representantes (Congreso).
Pero uno y otro, si se trata de reformas constitucionales, tienen tres procedimientos: una Asamblea Constituyente, un referendo (cuya decisión corresponde a la nación a través del voto), previa aprobación de una ley que así lo disponga, o un acto legislativo, aprobado por el Congreso. Lo que implica que el pueblo, por su propia deliberación y sin consultar a nadie ni contar con nadie, no puede convocarse para tomar decisiones fundamentales sin violar la Constitución.
Luego cuando, en la misma entrevista, Petro dijo “yo invito a que se miren menos las formas que el contenido”, obliga a deducir que quiere esquivar al Congreso y convocarlo por Decreto Legislativo (estados de excepción), que explica la crisis generada en todos los sectores. De hacerlo así, se le caerá en el control automático que tiene en la Corte Constitucional; o cerrando el Congreso y las altas Cortes, lo que sería un típico autogolpe de Estado, que seguramente conducirá a una guerra interna, a la destrucción y desinstitucionalización total del país. ¿Será que las Fuerzas Militares lo apoyarán en ese intento?
Señor presidente, con sensatez escuche y atienda la fuerza de los mensajes del pueblo y oiga a sus funcionarios cercanos.
Comentarios