Elecciones en Venezuela, lecciones para Colombia

Columnista Invitado

Toda la admiración hacia María Corina Machado, la líder carismática que se ha ganado el corazón del pueblo venezolano devolviéndole la esperanza.
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De pensamiento liberal, férrea opositora al chavismo, sus propuestas para restituir la libertad al pueblo venezolano han encontrado un apoyo mayoritario. Es tal su credibilidad, que logró endosar sus votos a Edmundo González, el candidato de la oposición que ella escogió luego de que se le impidiera participar en las elecciones.

Todo lo que sucedió el pasado domingo fue una burda pantomima orquestada por el régimen chavista. Desde el cierre de fronteras y la orden de no permitir el ingreso de observadores internacionales, fue evidente que Maduro no entregaría el poder. Hubo demoras de hasta siete horas para abrir los puestos de votación y algunos nunca abrieron. Suspendieron la transmisión de información con la excusa de que habían sufrido un ataque cibernético para después de la medianoche declarar ganador a Nicolás Maduro. El pueblo venezolano no aceptó los resultados oficiales, frustrado e indignado se volcó a las calles. María Corina asegura tener en su poder un 73% de las actas, según las cuales González cuadruplica a Maduro.

Unos pocos países han reconocido la “victoria” de Maduro, mientras la mayoría se mantiene expectante. Ante un fraude electoral gigantesco, se esperarían reacciones contundentes y no la tibia reacción de la comunidad internacional.

La verdad es que no podía esperarse nada diferente. Hace 25 años comenzó Chávez el proceso de toma de poder. Hoy el régimen en Venezuela controla todos los poderes: el Ejecutivo, la Asamblea, el sistema electoral, los jueces, controla también al Ejército, la inteligencia, la Policía, los medios de comunicación. ¿Qué otra cosa podía pasar? Obviamente el régimen decidió quedarse.

Quedan muchas lecciones. En primer lugar, el error que cometieron los venezolanos al ceder ante la presión de la izquierda internacional para liberar a Chávez, preso luego de su intento de golpe de estado. Una vez libre, ganó las elecciones. Lo logró dividiendo y desprestigiando a los partidos, los empresarios y los medios. Una vez en el poder los persiguió y acorraló, acusándolos de corrupción hasta aniquilarlos. Luego cambió la Constitución para acomodarla a sus intereses.

Parte de su estrategia consistió en llamar a los sectores para concertar, luego desconocía los acuerdos, les exigía cambiar sus representantes por personas que fueran de su gusto y así fueron perdiendo credibilidad. Fueron agachando sus cabezas, los empresarios, los políticos, los órganos de control, las cortes, todos. Así se apoderaron de los tres poderes. Cooptaron al Ejército y a la Policía, dándoles prebendas, mientras a la población la neutralizaron a punta de subsidios.

Vamos por el mismo camino. ¡Despierta Colombia!

 

Martha Pinto de Hart

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