¿Análogo o Digital?

Columnista Invitado

Quien no pueda capacitarse en lo digital, perderá muchas ocasiones de progresar a lo largo de su vida, puesto que ahora las oportunidades sólo podrán aprovecharlas quienes conozcan ese universo.
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Es un hecho que todo lo digital ha venido avanzando de una manera vertiginosa, especialmente entre los jóvenes. Y los viejitos tenemos que hacer altos esfuerzos para no quedarnos a “la vera del camino”, simplemente mirando ese “chispero”. Tales esfuerzos, desde luego, son mayores para quienes llegan a las más altas edades que para quienes habiendo envejecido pronto aún no han cumplido una muy considerable cantidad de años.

Independientemente de la edad de una persona, lo cierto es que quien no pueda capacitarse en lo digital, perderá muchas ocasiones de progresar a lo largo de su vida, puesto que ahora las oportunidades sólo podrán aprovecharlas quienes cuenten con amplios conocimientos y experiencia en lo digital. Tan evidente es lo antes anotado, que hoy una muy alta cantidad de mandatarios de países, de todo el mundo, están ofreciendo a sus gobernados toda clase de facilidades para que se preparen en las cuestiones digitales; y las ofertas de tal índole están haciendo parte de las “campañas” que adelantan quienes aspiran a ser elegidos para ocupar importantes cargos públicos.

Por supuesto todo lo anterior es muy plausible. No obstante, creería que existe un “pero” que posiblemente afecta a los colombianos de bajos ingresos, en especial a quienes residen en zonas rurales y apartadas, a las que difícilmente llegan los medios de comunicación, salvo los radiales, que son la única forma para que los habitantes se enteren de las facilidades que están ofreciéndose, para prepararse en lo digital. Y por lógica, los ciudadanos de escasos recursos económicos tienen unas prioridades básicas referentes a su propio sustento, que les impiden atender las posibilidades de capacitación tecnológica.

Otro “pero”: al contenido del anterior párrafo se agrega que a quienes residen en zonas rurales y apartadas, les resulta poco menos que imposible reemplazar una parte del tiempo que por lo general deben destinar a sus labores campesinas, para destinarla a capacitarse en asuntos digitales. En estos casos podría ocurrir la indeseable probabilidad de descartar la preparación digital de las personas que se encuentren en estas condiciones.

Lo cierto es que estos son dilemas que deben atender quienes diseñan las políticas públicas, de manera que todas las personas puedan acceder a las bondades que ofrece lo digital y no se queden atrás.

 

Eduardo Parra Gómez

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