Sin embargo, este preciado y dilapidado liquido, está distribuido de manera irregular en el planeta; el 97 por ciento se encuentra en los grandes océanos y mares, un escaso tres por ciento es agua dulce, y menos del 0.3 por ciento del agua dulce está disponible en rÃos, lagos y embalses, convirtiéndose indudablemente en el tesoro más valioso para una sociedad, muy por encima del oro y fuera del alcance de la politiquerÃa.
En lo corrido de este año electoral se han escuchado muchÃsimas voces, algunas de ellas sinceras, otras no tanto, proclamando su compromiso con el agua, candidatos a la Gobernación, AlcaldÃa, Asamblea, Concejo y Comuna, enfilan sus discursos a comprometer su gestión de ser elegidos para preservar y proteger nuestras riquezas hÃdricas. El problema es ¿cómo?
Garantizar a los ibaguereños la prestación de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado con calidad, continuidad y cobertura, seguirá siendo uno de los mayores retos para la ciudad y sus futuros mandatarios.
El escenario para lograrlo se torna cada vez más complejo, no solo por cuenta de la depredación desmedida de los recursos naturales y las falencias en las gestiones para la conservación de la riqueza hÃdrica con la que hoy contamos sino por el poco apoyo en la difusión de las campañas encaminadas a promover el uso racional, eficiente y responsable del agua y la nula implementación de prácticas como el reciclaje, en aras de prevenir y combatir la grave contaminación de nuestros afluentes hÃdricos que paulatinamente se han venido convirtiendo en basureros improvisados de la ciudad.
La misión, aunque muchos no la vean ni la tomen asÃ, es titánica: conservar, recuperar y en lo posible restaurar las condiciones ambientales de las fuentes hÃdricas que abastecen las plantas de potabilización existentes, es una de las acciones mas importantes y necesarias dentro del plan multiestratégico que debe discutirse y planearse al mediano y largo plazo, es un tema de una importancia tan vital que debe estar por encima de cualquier interés o momento polÃtico y tiene que necesariamente convertirse en una de las preocupaciones más importante para todos los ibaguereños.
La visión de ciudad debe apuntar hacia varios horizontes en materia de adecuada gestión de nuestros recursos, es inaudito que en una ciudad con más de 150 acueductos veredales y comunales (32 de ellos ubicados en el casco urbano), se esté sufriendo de sed.
Ibagué debe apuntarle no solo a finalizar la construcción de un acueducto complementario con fuente alterna de captación como el que hoy se adelanta en el sector de Coello-Cocora, sino también proyectar la inversión encaminada a que nuestra ciudad cuente como mÃnimo con dos fuentes hÃdricas alternas, proyecto que podrÃa concretarse haciendo un trabajo de reorganización y reingenierÃa de los acueductos comunales actuales, fortaleciendo no solo en infraestructura y potabilización sino también en capacitación del recurso humano.
Debemos ser conscientes que los 13 reservorios de agua existentes hoy son insuficientes lo que pondrÃa en grave riesgo a la ciudad en el evento que se tenga que afrontar una emergencia ambiental grave.
No olvidemos que el riesgo de una posible erupción del volcán MachÃn sigue latente y que debemos estar preparados para superar una crisis de esta magnitud en el evento de presentarse. Exijamos que quienes hablan de Agua, lo hagan con la suficiente transparencia y la claridad que caracteriza este elemento, no con la turbiedad que hoy impide prestar este servicio regularmente a los ibaguereños que hoy sufrimos de Sed.
(*) Abogado Universidad de Ibagué
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