PUBLICIDAD
Ahora imagine que este agobiante paralelismo ya no sólo afecta nuestra corporalidad como personas, sino que se desborda a escala social y terminamos con dos realidades absolutamente opuestas que conviven al mismo tiempo y colapsan entre sí a todos los niveles.
Eso es justamente sobre lo que Naomi Klein, la reputada periodista autora del best-seller “No Logo” y cabeza de cartel en la próxima edición de The New Yorker Festival, quiere advertirnos con “Doppelganger: Un Viaje al Mundo Espejo”, su más reciente lanzamiento. En él primero nos narra la frustración que ha experimentado durante años al ser constantemente confundida con Naomi Wolf, otra escritora con un perfil tremendamente parecido al suyo, y las consiguientes tribulaciones que ha enfrentado tanto en lo físico como digital cuando le son imputadas a ella las descabelladas teorías conspirativas y radicales posiciones antivacunas que Wolf activamente promueve en distintas plataformas de ultraderecha. Obligada a desmarcarse una y otra vez en público para acentuar su propia individualidad, Klein dolorosamente reconoce que, por momentos, la copia se come al original.
Pero la cosa no queda sólo en un mero problema de duplicidad de famosos que no le pasa a los mortales en la vida real, sino que Klein utiliza este malentendido permanente como punto de partida para explicar cómo la perversa asociación entre Wolf y el influyente pódcast propagandístico “War Room” de Steve Banon, artífice del ascenso de Trump a la Casa Blanca y actualmente preso durante cuatro meses por desacato al Congreso, es la punta de lanza de una maquinaria colosal de la ultraderecha para duplicar nuestra realidad cual espejo y fabricar hechos alternativos. Una donde las vacunas no te protegen, sino que te matan; donde si procesan a Trump por corrupción es para evitar que éste a su vez desvele tremendos escándalos de corrupción en altas esferas del poder y así sucesivamente.
Aunque si el tema fuera sólo de mentiras que se lleva el viento no habría mayor lío. El inconveniente real, como bien lo ha podido constatar Klein, es que la propagación descontrolada de falsedades gracias a las redes sociales, por muy estrambóticas que estas parezcan, y los pocos mecanismos de verificación de la información que están disponibles para combatirlas, están haciendo mella en la concepción de la realidad de un sector significativo de la población, lo que abre la puerta a que cualquier cosa (y quiero decir literalmente cualquier cosa) pueda ser creída por la gente si se difunde correctamente. Y aunque ahora nos pueda parecer gracioso que haya algunos auténticamente convencidos de que la tierra es plana, esto es un peligrosísimo síntoma de que estamos caminando hacia el abismo del mundo espejo.
Comentarios