En Colombia no hay políticos que defiendan las ideologías de los partidos porque estos dejaron de existir para convertirse en camarillas o pandillas que luchan por el poder para conservarlo para su propio beneficio sin importarles el bienestar de los colombianos.
Todo quedó reducido a grupúsculos o pandillas con aspirantes y delfines amparados en sus apellidos y sus baberos, a veces impregnados de sangre, oliendo a lo que sabemos, hacen cola para salir a gritar sus odios y sus rencores que solo incitan a la violencia.
Ellos no convocan a la unidad, a la solidaridad y a la conciliación. Les falta volver al color del trapo para justificar su tenebroso pasado descrestar ingenuos engañados. Tienen miedo y tiene odio y esa es la combinación perfecta para desatar la violencia.
Y todavía quedan muchos ingenuos que salen a votar por quienes nada bueno han hecho por el país y menos por los campesinos y los jóvenes. El país padece una crisis de valores alarmante. La ética, la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad, el buen vivir, el sentido del humor, la justicia, la educación y la cultura se mandaron al carajo.
Pero la quejambre no sirve sino se intenta y se trabaja en hacer algo por el país. Iniciemos enseñando historia local, regional y nacional en las instituciones educativas. Impulsemos a los niños y a los jóvenes a participar en la solución de los problemas de sus comunidades, démosles espacio a los campesinos, a los desempleados y los diferentes credos religiosos para trabajar unidos por sus localidades, abrámosle las puertas a la cultura y fortalezcamos el sentido de pertenencia.
Volver realidad en las instituciones educativas, especialmente las de educación superior, la enseñanza y práctica de valores, poniendo especial atención en la solidaridad, la ética y la honestidad intelectual, algo que va de la mano de la integridad académica.
Procurar que la lucha contra la corrupción deje de ser un nido de palomos, que se acabe la impunidad para los de cuello blanco y que de verdad se inicie el destape del nefasto negocio de funcionarios del poder judicial, magistrados, jueces y fiscales.
Tenemos que despertar para evitar que los bienes públicos sigan siendo botín de pandillas que continúan feriándolos a través de contratos amañados, manipulación de los POT, corporaciones familiares de los gobernantes regionales para robar con la pantalla de la cultura, perpetuación de los corruptos en oficinas públicas y avales a personas con investigaciones penales, disciplinarias y fiscales, entre otros temas, tan graves como el enorme poder, a todo nivel, que manejan las mafias.
Es tan lamentable la situación, que los restos que quedan de los partidos tradicionales, incapaces de postular figuras que representen y defiendan ideologías, tienen caminando la candidatura a la presidencia de Viviane Morales de Lucio, otrora condenado por Estafa por la Corte Suprema de Justicia y asesor, con la ayuda de la candidata, del paramilitarismo.
Con esas credenciales unidas al odio que ella destila frente a quienes no comparten sus preferencias sexuales, al mejor estilo de los creadores de la limpieza social, es miedoso el futuro si llegase a la presidencia.
Y en la parroquia, La Gata de Ibagué, que brinca por todos los tejados, también se postula para el senado por este departamento y un tal Choco, para la cámara, por un grupito de conversadores despistados.
- Ñapa: Nuestra solidaridad para el periodista Daniel Samper Ospina, víctima del sicario moral que ahora funge como el nuevo patrón.
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