Armándose para la paz

Guillermo Hinestrosa

El mercado de las armas en el mundo, es altamente rentable y corrupto. A ello contribuye la discrecionalidad que usualmente rige la escogencia tanto del proveedor como de los bienes a adquirir. En Colombia, el artículo 2 de la Ley 1150 de 2007 contempla la modalidad de selección abreviada; vale decir, contratación directa para la adquisición de los bienes y servicios que se requieran para la seguridad y defensa del país.   
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Los funcionarios llegan con las chequeras oficiales y son abordados por enjambres de intermediarios que les obnubilan el juicio con turbias ofertas. Las comisiones por repartir entre agentes comerciales, influenciadores y tomadores de decisiones arrancan en el 5 %, aunque pueden subir o bajar, dependiendo del monto de la transacción. 

El pasado 7 de abril la revista Cambio titulaba: ¿Qué hace un ex primer ministro italiano vendiéndole armas a Colombia? Y reseñaba conversaciones interceptadas a Massimo D’Alema, ex premier comunista, a quien Edgar Fierro, su interlocutor colombiano, se dirigía en los siguientes términos: “Las elecciones no son un problema. Las personas que tenemos en nuestro equipo se quedan en los cargos importantes y están en capacidad de decidir sobre una compra o una contratación”. El ex premier italiano responde que si la venta del armamento por €4.000 millones se concluyera con éxito, el premio sería el 2 por ciento, €80 millones ($400.000 millones de pesos) a dividirse entre las dos escuadras de intermediarios italianos y colombianos. Mencionaron las empresas Fincantieri y Leonardo, que le venderían a Colombia cuatro corbetas FCX 30, dos submarinos Trachinus y 24 aviones M346. El negocio se cayó al ser develados los audios por el periódico italiano La Veritá el 8 de marzo e intervenir la justicia italiana.  

Duque tampoco compró los aviones norteamericanos F-16, pero dejó listo el Conpes 4078 de 2022, con cargo al cual Petro anunció que gastará, al menos, US$4.500 millones en armas: 16 aviones caza Rafale, con la firma Dassault, de Francia, por US2.500 millones y cinco fragatas al astillero holandés Damen, por US$2.000 millones. Las embarcaciones contarán con artillería de 76/62 milímetros, sistemas antibuque y de defensa aérea de mediano y de corto alcance; sonares, radares y sistemas de guerra antisubmarina. El acuerdo fue firmado el 29 de septiembre por el presidente de Cotecmar y el gerente de ventas de Damen, para América; al acto asistieron el segundo comandante de la Armada y el embajador de los Países Bajos. 

Enorme incoherencia del presidente Petro, quien por enviarle una señal de independencia a los Estados Unidos sale de compras por Europa, obrando en contravía de las imperiosas necesidades sociales de sus humildes connacionales. Sabemos que es ciudadano italiano, cursó estudios de desarrollo y medio ambiente en Lovaina (Bélgica), dos de sus hijos viven en París y sus autores de cabecera son Thomas Piketty (francés) y Mariana Mazzucato (italiana).  

Coincido con el comentario de Andrés Oppenheimer cuando en 2007 Chávez gastó US$15.600 millones comprando armamento ruso: “Es un escándalo absoluto y un disparate la compra de armas en América Latina, región que no se caracteriza precisamente por ser una zona de conflicto armado entre naciones… deberían usar dichos recursos para reducir la pobreza… pues hay más muertos en una boda mexicana que en una guerra sudamericana”. 

 

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GUILLERMO HINESTROSA

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