La Costa Nostra

Guillermo Pérez Flórez

Tenía dudas de comprar el libro de Laura Ardila, por temor a encontrarme solo con una denuncia sobre el entramado político-empresarial del clan Char en la costa Caribe, una relación de hechos ya más o menos sabida. Finalmente, lo hice, y debo decir que va más allá de mis expectativas. Es un documento fundamental para entender cómo funciona la política en Colombia, su grado de descomposición y cómo se articulan las élites regionales con las bogotanas.
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Podría servir de cabeza de proceso contra la clase política nacional, al fin y al cabo, muestra cómo Fuad Char y sus hijos, a lo largo de su carrera política y empresarial, han interactuado con diferentes partidos, gobiernos y grupos económicos, dentro y fuera del país, entre ellos esa multinacional del crimen llamada Odebrecht. Gobernador de Belisario Betancur, ministro de Virgilio Barco, embajador de Álvaro Uribe, aliado del partido Liberal de César Gaviria; del Nuevo Liberalismo, del M19, de Andrés Pastrana y del partido Conservador; de Juan Manuel Santos y la U; piñón articulatorio de Germán Vargas Lleras y Cambio Radical en el litoral Caribe, de norte a sur; en Guajira, en Magdalena, en Bolívar, en Cesar, en Córdoba, en Sucre. Una manera de entender y de hacer la política, una herramienta para edificar un emporio económico, con ramificaciones en diferentes ámbitos, el comercial, el periodístico y el deportivo, “Junior: Tu papá”, que el año entrante cumplirá cien años. Char ingresó a él hace 50.

Las andanzas de Char datan de 1994, cuando los Estados Unidos le cancelaron el visado para entrar a ese país, siendo senador. Un hecho que debería haber servido como indicio a las ‘gentes de bien’ en Bogotá, de que algo andaba mal en Barranquilla. Esto se repitió este año con su hijo Alejandro, la carta del clan para la presidencia de la República y actualmente candidato a la alcaldía de Barranquilla. La periodista Ardila desentraña esta estructura, rastrea en sus orígenes sirio-libaneses cristianos, la naturaleza y la cultura endogámica del clan, como prolongación de la familia. Un ‘modelo’ que ha terminado por exportarse a otros departamentos y que algunas personas defienden, aseguran que genera desarrollo y riqueza. “Mire cómo está Barranquilla”, me decía un amigo a raíz de un artículo que escribí sobre esto.

La Costa Nostra es más que la historia del clan Char. Pone en evidencia a todas las casas políticas de esa región, a los Name, a los Slebi, a los Gerlein, a los Daes, a los Amin, a los Nule, a los Gnecco; muestra la penetración del narcotráfico y del paramilitarismo en el Caribe, y cómo, desde las alcaldías del cura Bernardo Hoyos y de Guillermo Hoenigsberg, se dio un proceso de “privatización de Barranquilla”, con concesiones y contratos de la explotación del mobiliario urbano, semaforización y señalización, publicidad exterior visual, el sistema de foto multas de tránsito, el saqueo a la empresa Triple A, el recaudo de impuestos y contratos de obra pública. Cómo mezclar política y negocios. Arturo Char, expresidente del senado, elegido por aplastante mayoría, con el apoyo de Iván Duque, está preso por presunta corrupción al elector, según testimonio de la exsenadora Aída Merlano, que lo señala como partícipe del plan para la compra de votos en las elecciones de 2018. Bien por Rey Naranjo Editores, y bien por el grupo de medios que se unió para ayudar en la difusión del libro.

Guillermo Pérez Flórez

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