Un mundo frágil

Gustavo Galvis Arenas

Pese a los impresionantes avances científicos, tecnológicos y económicos globales, para muchos expertos en temas de geopolítica, el mundo actual ya está en una nueva Guerra Fría entre las potencias militares de oriente y occidente con sus poderosos equipos y armamentos nucleares que se traducen en un peligro de una “destrucción mutua asegurada”.
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Por un lado, Rusia, China y Corea del Norte y, por el otro, los 32 países que integran la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) también con sus potencias nucleares como los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Israel.

En el contexto político existe gran expectativa sobre quién ganará las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, disputadas entre Donald Trump líder del Partido Republicano y Kamala Harris del Partido Demócrata, actual vicepresidenta, que llega a ese liderazgo debido a la presión al presidente Joe Biden de retirarse de su aspiración a repetir, por su avanzada edad y algunos problemas de salud.

Y como lo dicen los expertos, que el voto es más emocional que racional, hasta ahora todo apunta a Trump como ganador, porque con su beligerancia verbal habla de lo que muchos quieren oír, como cerrar fronteras para frenar la entrada de migrantes que, según él, quitan empleo, son violentos y generan inseguridad. En lo económico, subir impuestos a las importaciones para que en teoría se genere más empleo, todo con su discurso populista y polarizante. Y desafortunadamente, como es un negacionista del cambio climático, seguramente volverá a retirar a su país del Acuerdo de París de la ONU que busca la colaboración y participación económica mundial para frenar el calentamiento global por sus consecuencias ambientales desastrosas en muchas partes del planeta. Mientras las superpotencias invierten billones de dólares para más armamento y menos recursos para la producción masiva y global de energías alternativas limpias en reemplazo del petróleo y el carbón, cuyo uso genera dióxido de carbono (CO2); con otros gases como el metano suman anualmente aproximadamente 51.000 millones de toneladas de gases efectos invernadero como lo explica Bill Gates en su libro ‘Cómo evitar un desastre climático’.

Y en lo demográfico, el crecimiento de la población mundial no para, con más de 8.000 millones de personas demandando bienes y recursos finitos, los mares y ríos cada día más contaminados, el derretimiento de los glaciares, la desastrosa deforestación mundial de bosques y selvas, el avance de los desiertos, la extinción de innumerables especies, la acidificación de los océanos, los fenómenos y desastres naturales extremos, y los millones de migrantes climáticos buscando nuevas oportunidades para sobrevivir. Y además, la guerra en Ucrania y Palestina. Definitivamente, un mundo frágil.

 

Gustavo Galvis Arenas

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