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Bayly dice que a los monarcas y dictadores los mandan a la luna las mujeres o sus compinches. Y tiene razón: al Rey de España lo delato su amante y al pobre Uribe lo metió en tremendo rollo judicial un paramilitar, de los tantos con quienes luchó sin tregua ni cuartel para combatir a las Farc que se estaban apoderando del país y a fe que las derrotó. Ese es el precio de haber ganado la guerra presidente Uribe.
A propósito de la nueva polarización que vivimos los colombianos por cuenta del Cartel de la Toga, mi amigo, el abogado y jurisconsulto, el doctor Edgardo Ramírez Polanía, ex contralor de Bogotá, me ha enviado esta carta, la cual quiero hacer pública a través de El Nuevo Día:
Apreciado Hermógenes:
En estos días llegó a mis manos el video transmitido por la revista Semana en el cual Lina Arango, locutora de profesión hace alarde de su ocupación de comunicadora para expresar groserías repetidamente pronunciadas: “hp, hp, por fin” refiriéndose, desde luego, a la medida de aseguramiento contra el expresidente Uribe. La difundida grabación es una bajeza, no solo por los improperios de la autora. Uno no entiende por qué un medio de comunicación tan respetable como Semana se presta para divulgarla.
En un sistema democrático se puede no estar de acuerdo y disentir, pero nunca violar elementales normas de conducta, sin el menor soporte y sin la menor decencia. Esta clase de publicaciones tendrán buen recibo en el bajo mundo o en los oscuros pasillos donde se comentan las peores aberraciones y crímenes, pero no en publicaciones de esa importancia, como lo es y lo ha sido Semana. Se les fue la mano. Opiniones tan vulgares y ramplonas poco le aportan a la grave situación del país acosado por el desempleo, la nueva guerrilla de Timochenko y Santrich y la pandemia del Coronavirus que amenaza con dejarnos en ruina total. La mala imagen de nuestro país en el exterior fue causada, precisamente, por los llamados tele novelones de medios como Caracol y RCN que vendieron y siguen vendiendo la falsa imagen de Colombia es un país donde “sin senos no hay paraíso” o que, gracias a la coca, a la mafia y a la violencia de Pablo Escobar hoy somos famosos en el mundo. Pero lo peor del cuento es que no haya gobierno, ni Ministerio de Cultura o de Comunicaciones que meta en cintura a estos comunicadores de la vulgaridad.
Cordial saludo,
Edgardo Ramírez Polanía.
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