Encontrarse a uno mismo

Hugo Rincón González

Encontrarse a uno mismo de Adolfo Zableh Durán, escritor barranquillero que vive desde muy temprana edad en Bogotá, columnista y actualmente en un efervescente proceso creativo de nuevos textos, según confesaba en un reciente podcast.
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Un libro de 160 páginas que nos presenta las alternativas terapéuticas que ha utilizado para tratar de sanar sus complejos y dificultades.

En un estilo coloquial y sencillo para la lectura, nos sumerge superficialmente en cada terapia realizada, que va desde la tradicional consulta con un psicólogo, pasando por el yagé, los hongos alucinógenos, el yoga, la terapia de movimiento ocular, la meditación, el biofeedback, entre otros.

Siempre hay una causalidad y un efecto. La primera, tiene que ver con un episodio de abuso sexual en la niñez, el maltrato físico y psicológico por parte de su madre. En razón a ello, el autor se indaga si en el fondo no será un gay que aún no se revela. Zableh nos comparte sus vivencias, su búsqueda para tratar de encontrarse, algo que seguramente subyace en casi todas las personas.

El segundo, el efecto, es una mortificante tartamudez, acompañado de inseguridades, ansiedad con la comida, mala relación con el dinero y ser cerrado emocionalmente. Reconoce Zableh que este largo proceso en búsqueda de su sanación lo ha hecho pasar por todos los estados: optimismo, cansancio, esperanza y desengaño. Él busca respuestas y la búsqueda muchas veces lo hace sentir impotente.

Confiesa que su búsqueda ha costado un dineral y por ello espera resultados. Sanarse vale una fortuna. Reflexiona en muchos momentos sobre las emociones de las cuales dice deberíamos abstraernos, en vez de dejarnos llevar por ellas y más bien observar lo que nos ocurre. Al final, reconoce que tiene avances al menos en el habla, aunque la soltura que dice tener está en su cabeza.

Muchas notas del libro dejan al lector tocado como cuando afirma: “…pensar no sirve para nada, lo que importa es sentir… si dejamos de sobrepensar y más bien nos fijamos en lo que sentimos es difícil que fallemos. El cuerpo nunca se equivoca y tiene todas las respuestas, le saltan por los poros, lo que pasa es que las cosas externas del mundo generan tanto ruido que hemos dejado de oírlo”. 

 

Un libro que seguramente está buscando mucha gente, no porque hayan recetas mágicas de sanación, sino porque ofrece alternativas que seguramente no sabíamos que existen y que podrían servir para encontrarse a uno mismo, si realmente buceamos en nuestras emociones del presente interrogando las mismas del pasado. No es un vademécum de opciones terapéuticas pero si un significativo aporte para que conozcamos y decidamos.

 

Hugo Rincón González

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