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La convención interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores , en su CAPÍTULO III precisa que los Estados Parte se comprometen a salvaguardar los derechos humanos y libertades fundamentales de la persona mayor, sin discriminación de ningún tipo, adoptarán medidas para prevenir, sancionar y erradicar prácticas tales como aislamiento, abandono, sujeciones físicas prolongadas, hacinamiento, expulsiones de la comunidad, la negación de nutrición, infantilización, tratamientos médicos inadecuados o desproporcionados, entre otras, y todas aquellas que constituyan malos tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes que atenten contra la seguridad e integridad de la persona mayor. Adoptarán las medidas afirmativas y realizarán los ajustes razonables que sean necesarios para el ejercicio de los derechos establecidos en la presente Convención y se abstendrán de adoptar cualquier medida legislativa que sea incompatible con la misma…
Sin embargo, asombra el olvido familiar al cual muchos adultos mayores son sometidos, cuando se abandonan en jardines geriátricos de caridad, una vez muchos de ellos son despojados de sus bienes por cuenta de sus propios hijos.
Pero también es preocupante observar que sin mayores condiciones de disponibilidad, habilitan casas donde se observa hacinamiento, sin servicios sanitarios que cumplan con normas de calidad , ni con personal idóneo dedicado a la empresa del cuidado del adulto mayor.
Por otra parte, es indignante el irrespeto a transeúntes mayores, quienes pierden agilidad justamente por el avance de su edad, el paso de la calle exige disminución del vehículo que esté transitando y el cuidado y respeto a la vida de los sujetos en general.
En el transporte público y en diversos escenarios, la prioridad la tienen los adultos mayores, los niños, las personas en condición de discapacidad, las mujeres embarazadas, entonces va a tocar sensibilizar a la ciudadanía a través de los medios, por el respeto y apoyo a los más vulnerables.
Por la búsqueda de avanzar en una perspectiva de autocuidado a temprana edad para garantizar mayores niveles de salud donde los hábitos juegan un papel fundamental. Pensar y actuar desde la prevención, debe ser un principio que se siga fortaleciendo en la formación de la ciudadanía.
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