Reconocimiento a médicos internos y residentes (II)

Pablo Isaza Nieto

En columna pasada se hacía mención al reconocimiento a médicos internos y residentes quienes según el decreto del Gobierno nacional deben recibir, como es lo justo, un salario además de prestaciones sociales. Frente a la pregunta de si estos profesionales no devengaban un salario por su trabajo como lo ordenan elementales normas laborales, la respuesta es: No devengaban salario ni honorarios de ninguna naturaleza. Esto no siempre fue así. Son resultados de la Ley 100 principalmente.

En esta columna es conveniente poner de presente el arduo trabajo y la responsabilidad que conllevan el ser interno o residente de un hospital, responsabilidades que conducen al estrés y en ocasiones al intento de suicidio. Estudios así lo han demostrado. En un artículo publicado por la revista “Psyquiatric” en 2004 indica que en el mundo un número de trescientos a cuatrocientos médicos se quitan la vida cada año, es decir, cerca de uno al día. El artículo señala que el riesgo de suicido en hombres médicos es 40 por ciento mayor a hombres en general; más alarmante aún, el riesgo aumenta casi 130 por ciento en mujeres médicas contra mujeres en general. La revista “Beyond Blue” de Australia en un artículo encuentra que el ambiente de trabajo de los médicos y estudiantes de medicina es desafiante y complejo. En una encuesta muchos participantes residentes e internos reportaron largas horas de turnos, dificultad para equilibrar el trabajo y las responsabilidades personales, y mucho estrés relacionado con el trabajo. El ambiente de trabajo intenso puede contribuir a los altos niveles de angustia general y específica de salud mental, incluyendo altos índices de depresión, ideas e intentos de suicidio, en comparación con la población general.

El suicidio es un riesgo generado por una condición denominada “Burnout” que no es otra cosa que un “fundimiento” mental y físico. El término fue acuñado por el psicólogo Herbert Freudenberger en 1974 hablando de la insatisfacción laboral causada por estrés profesional. Se describe como un estado de agotamiento físico y mental. Agotamiento mental del trabajo. Los factores estresantes que están asociados con o pueden aumentar la posibilidad de burnout (agotamiento) entre los médicos incluyen: excesivo trabajo que reduce la calidad de la atención, el trabajo a largo plazo y el número de horas, numerosos turnos de trabajo, además la necesidad de lidiar con el sufrimiento y muerte. En la formación médica, la residencia es un periodo crítico y muy estresante en el que la constante es la sobrecarga y la privación del sueño, así como fatiga y miedo a cometer errores. El interno y el residente afrontan desafíos que llevan al desarrollo del agotamiento debido a su dualidad de roles (aprendizaje y trabajo) y la fuerte presión derivada de las exigencias del sistema y los pacientes. Además, muchas veces, la falta de autonomía, competitividad, nuevas y frecuentes expectativas, apoyo inadecuado de los supervisores y horarios de trabajo irregulares son problemas que se correlacionan con el agotamiento.

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