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En las próximas semanas puede haber congestión en los centros hospitalarios. Una alerta es que aumentará la morbilidad y mortalidad por causas no Covid, por lo que se tendrá que innovar para atender estos casos y al tiempo atender pacientes Covid. El tejido empresarial de salud estará afectado por bajas ventas y altos costos debido a los protocolos de atención. Las IPS deberán ajustar sus ingresos (producción y tarifas) con los costos.
Se deberá desarrollar sistemas como telemedicina, atención domiciliaria y atención de comorbilidades no Covid en los hogares. El panorama para las IPS es complicado. Un reto muy importante es no descuidar las enfermedades crónicas, porque pueden saturar las UCI. Un gran interrogante es si el sistema de salud está en capacidad de tener recursos post-pandemia para atender las otras enfermedades.
De otro lado, algunos profesionales independientes de la salud se han visto bastante afectados, tienen cerrados sus consultorios. Las teleconsultas o consultas a domicilio han hecho asumir a los profesionales las medidas de seguridad y tomar el riesgo por el desplazamiento y el contacto con las personas que viven en el domicilio.
Los trabajadores de la salud están pasando por altos niveles de estrés, no hay acompañamiento integral para ellos, existe mal acompañamiento de las entidades de salud y las ARL, no hay suficientes elementos de protección, sumado a ambientes e infraestructura inadecuada, falta de ventilación, despidos injustificados y dificultades económicas.
Se requiere atender los trastornos mentales de los trabajadores de la salud, mantener la comunicación efectiva, identificar personas de mayor riesgo. Los médicos deben volver a la nómina de los hospitales, el Gobierno debe subsidiar la oferta de servicios de salud y se debe acabar el sistema por eventos.
Las consecuencias en la salud de las personas por las medidas contra el Covid-19 son sobrepeso, sedentarismo, uso excesivo del computador y falta de actividad física. Desde el punto de vista psicológico, en la sociedad se han creado trastornos de ansiedad y trastornos afectivos: como estrés y depresión.
El estrés es generado por la búsqueda del sustento diario, la precaria situación económica y la falta de trabajo. La convivencia permanente en familia lleva a trastornos afectivos y a depresión por desespero. Algunos retos son la prestación oportuna a la salud mental, la posibilidad de utilizar medios tecnológicos bajo parámetros éticos y de confiabilidad.
Finalmente, es importante plantear el Coronavirus como una enfermedad social, es una situación no solamente personal, también es territorial. La pandemia altera la vida cotidiana, limita el acceso a servicios y a alimentos, surgen expresiones de problemas sociales como violencias, maltrato intrafamiliar, discriminación social, nuevas formas de convivencia, e interacción.
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