Reactivación de las empresas: Más allá de los protocolos

Jaime Eduardo Reyes

La reapertura de las empresas es una necesidad que no tiene discusión. A estas alturas de la crisis se debe reconocer que las empresas son las que tienen la capacidad de sacar adelante el país, y por supuesto, el Estado debe proporcionar las condiciones.
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El Estado colombiano ha cumplido resistiendo el shock en el inmediato plazo, pero no tiene los recursos para mantener a flote la economía, en el corto plazo podrá seguir financiando los diferentes apoyos otorgados a familias y empresas, pero no podrá hacerlo en el mediano y largo plazo.  No reactivar la economía implica más desempleados, más pobreza, y más desigualdad. Financiar el Estado de bienestar necesita el dinero que produce la economía, sin ésta no habrá servicios de salud, ni de educación, ni tampoco servicios públicos.

Algunos sectores están reclamando que los apoyos se mantengan en el tiempo, pero, ¿cómo podría el Estado hacerlo si no tiene los ingresos que provienen de los impuestos de las empresas?

Entre las condiciones que el Estado debe garantizar están todas aquellas que se relacionan con los protocolos para la reapertura de las empresas y el nuevo relacionamiento social. No basta con expedir la norma, el acompañamiento es clave para crear el nuevo clima de bioseguridad que hoy reclama la sociedad. Se necesita aterrizar las normas y regulaciones a lenguajes muy básicos para los empresarios.

Entender las implicaciones de los protocolos en los procesos productivos son claves para la reapertura de las empresas, como también lo es el autocuidado de las personas. La implementación de los protocolos es un proceso de cultura ciudadana que se construye a partir de las nuevas circunstancias.

Además de los necesarios protocolos, las empresas requieren mayor capacidad de reinversión a través de procesos de innovación y transformación digital, cambiar los modelos de negocio, crear nuevos productos, servicios y canales de comercialización, construir redes de colaboración. Los empresarios deben relanzar la empresa, incluir todo en un plan estratégico a varios años que marque el camino por seguir a mediano y largo plazo.

Salir de la actual situación exige mirar esas cosas en las que no puede haber retorno, entender que lidiamos con algo que no conocemos, que tenemos la incertidumbre de no saber qué pasará en el futuro.

El proceso de reapertura de las empresas reclama del Estado que construya bienes públicos lo más pronto posible para que se creen empleos de emergencia. La inversión en obras públicas, infraestructura y vivienda podría ayudar a generar liquidez para que los hogares dinamicen el consumo y la inversión.

Además, se necesita implementar programas de apoyo a la creación y protección temporal de la industria manufacturera y de la agroindustria, para que las empresas de estos sectores sean competitivas de cara a los mercados internacionales, sustituyan importaciones y creen empleos. Finalmente, la reapertura de las empresas pondrá en evidencia si la inversión pública en el sector salud ha sido suficiente para el periodo de pandemia y pospandemia. 

JAIME EDUARDO REYES

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