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Este 2021 no fue fácil, existe una sensación en las personas de que este año se superó con mucha dificultad. Las deudas económicas de las familias aumentaron y la pérdida del ahorro fue una realidad. El crecimiento económico llevó a la recuperación de la ocupación para miles de personas, aunque todavía no se llega a los niveles de empleo prepandemia.
La economía del hogar está golpeada, no solamente por la disminución de los ingresos familiares sino porque los gastos vía inflación y servicios públicos están altos. En lo personal me gustó el anuncio del incremento del salario mínimo porque mejorará el consumo de las familias, y aunque existen expertos que no comparten esta decisión argumentando una mayor presión sobre los precios de la canasta de bienes la verdad es que el mensaje de una mayor equidad vía ingreso es muy positivo. El Banco de la República se tiene que poner fino para controlar la inflación.
Un hecho que impacta negativamente en muchas situaciones a las familias es la no presencialidad de los estudiantes en los colegios, con el plan de vacunación y las medidas de bioseguridad se espera que para el año entrante esta situación cambie, me atrevo a afirmar que la gran mayoría de los padres de familia, y en especial los niños, están deseando la presencialidad escolar.
Un fenómeno que preocupa es la inseguridad que estamos viviendo, y no es percepción de inseguridad. El viernes de la semana pasada vi, en un parque de la primera etapa del Jordán, a un ladrón en moto robarle a una persona su celular mientras este hablaba por él. Los casos de justicia por mano propia, como la quema de la moto de un ladrón al frente de Multicentro indica que esta situación podría llevar a situaciones poco deseadas para nuestra ciudad.
Claro que hay situaciones que valen la pena resaltar por lo positivas de estas, la primera es la matrícula cero para estudiantes de la universidad pública, la segunda es el camino que la ciudad está empezando a recorrer como anfitrión de eventos deportivos, y la tercera es la ampliación de camas hospitalarias para cuidados intensivos e intermedios. Estas cosas mejoran la calidad de vida de muchas personas en nuestro departamento. Quedan faltando apoyos económicos para estudiantes pobres en universidades regionales privadas sin ánimo de lucro, terminar los escenarios deportivos de competencia y mejorar los escenarios en los barrios, y fortalecer los programas preventivos para enfermedades mentales.
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