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Las reflexiones sobre la pregunta y las posibles respuestas aumentan cuando voy a otras ciudades de Colombia, por ejemplo, la semana pasada visité Armenia, Pereira, y Manizales, ciudades intermedias que conozco desde hace más de 25 años por motivos académicos y deportivos. El terremoto de Armenia me cogió en la Tebaida, vi la tragedia que vivió la ciudad milagro desde el primer día, su reconstrucción y el proceso para ser la ciudad que hoy es. A Manizales la he visto consolidarse como una ciudad universitaria, hoy la mejor ciudad intermedia en competitividad y en modernidad.
Mientras he visto el progreso de las ciudades del Eje Cafetero, también he visto el rezago de la capital del Tolima. Dónde está la diferencia, en qué ellos definieron un propósito común de largo plazo, definieron sus roles, supieron hacia donde ir.
A finales de los noventa plantearon un plan estratégico en el marco de lo que se conoció como Ecorregión, en este definían a Armenia como una ciudad turística, a Pereira como una ciudad de servicios regionales, a Manizales como una ciudad universitaria, y a Ibagué como una ciudad agroindustrial, también se le daba un rol a Cartago.
Desde esa época se tenía claro la oportunidad de trabajar como un sistema de ciudades. Recientemente, el DNP planteó dicho sistema de ciudades, pero sacó a Ibagué de la fórmula. Y es que estas ciudades tienen proyectos regionales estructurantes, donde no cabe Ibagué. Justo la semana pasada se comprometieron con el tren de cercanías del Eje Cafetero. La Cámara de Comercio de Pereira avanza en su proyecto por construir el primer tren de cercanías que conectaría a la capital risaraldense con el resto del Eje Cafetero, a largo plazo, el medio de transporte cubriría la ruta Manizales – Chinchiná – Santa Rosa de Cabal – Dosquebradas – Pereira – La Virginia – Cartago – Armenia. En resumen, tiene claro hacia dónde van.
Desafortunadamente en Ibagué nos hemos quedado cortos en el diseño de la propuesta de desarrollo urbano regional, nos hemos leído mal, y lo hemos hecho equivocadamente muchas veces, no hemos sido capaces de ver las oportunidades que tendríamos si compartimos un proyecto colectivo con otras ciudades vecinas, me refiero particularmente al Espinal, Girardot, y Melgar. Pensamos en logística para Ibagué, en turismo para Ibagué, en agroindustria para Ibagué, y ahí nos equivocamos, la historia sería diferente si pensáramos en desarrollar una estrategia de sistema de ciudades entre estas. Hacerlo de esa forma podría permitirnos desarrollar proyectos logísticos como el aeropuerto de Flandes-Girardot, el centro logístico del centro de Colombia, el clúster de desarrollo tecnológico agroindustrial, entre muchos otros proyectos regionales.
Ibagué debería ir hacia un sistema de ciudades con Espinal, Girardot y Melgar, fortaleciéndose como una ciudad región.
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