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“El entorno de riesgos de Ecopetrol en las condiciones actuales es más complejo y de mayor impacto para la empresa de lo que posiblemente se había presumido anteriormente (…) El entorno político inmediato alrededor de los cuestionamientos al presidente de Ecopetrol y su probable evolución en las próximas semanas y meses ya implica un nivel de riesgo elevado” para la petrolera.
“En todos los escenarios de Control Risks, Ecopetrol se expone a una pluralidad de riesgos de nivel Alto y Muy Alto”. “El escenario más inminente de riesgos es las imputaciones de cargos al presidente de Ecopetrol por irregularidades en el financiamiento de la campaña presidencial”.
Y, “dada la información públicamente disponible a la fecha, consideramos que es creíble la apertura de investigaciones administrativas, disciplinarias y/o penales” contra Roa, por gerenciar la plata con la que ganó Gustavo Petro, con graves efectos “reputacionales y de gobernanza para Ecopetrol, así como los impactos comerciales y regulatorios”.
Control Risks también señala que Ecopetrol debe “considerar el escenario de investigaciones regulatorias y penales por parte de las autoridades norteamericanas contra” Roa, advertencia que tiene sentido que resalte porque esas investigaciones serían de un impacto desastroso para Ecopetrol y para Colombia.
De otra parte, fue otro atentado contra la reputación de Ecopetrol –que también le desvaloriza sus acciones– que el gobierno hubiera impuesto en la nueva junta directiva a dos viceministros de Gustavo Petro. Porque violaron los criterios de la Ocde, organización a la que pertenece Colombia según decisión que se aprobó con el voto positivo del senador Gustavo Petro –y el negativo mío–, quien ese día votó en el senado como le recomendó Carrasquilla. Y las normas y los acuerdos deben cumplirse, así no se compartan.
Si el presidente Gustavo Petro tuviera como prioridad el interés nacional, ya habría sacado de la presidencia de Ecopetrol a Ricardo Roa, porque es lo único que le sirve a Ecopetrol para paliar en algo el gran daño a su reputación, el cual puede agravarse, y también ha podido sacarlo Ricardo Bonilla, el ministro de Hacienda. O Roa ha debido renunciar apenas conoció este informe -incluso así se considere inocente-, porque su salida es lo único que puede reducir un daño a Colombia de grandes proporciones. Y cada uno de ellos ha debido publicar completo el informe de Control Risks –de 164 páginas–, porque sus conclusiones apenas ocupan un par. A Publicarlo.
Pero no lo han hecho porque son del tipo de políticos y burócratas que no llegan al Estado a servirle a Colombia, sino a ponerla al servicio de sus objetivos subalternos.
A cuidar a Ecopetrol. Porque el cambio de ayer de su Junta Directiva, así como su muy equivocado cambio de naturaleza de empresa petrolera, tiene como fin, según piensa Petro, imponerle a esa empresa y al país un incremento absurdo –ridículo, incluso– de decisiones contra el petróleo y el gas, al igual que un conjunto de políticas clientelistas, todas ellas de descarado disfraz ambientalista.
Coletilla: La Silla Vacía ha publicado informes según los cuales Euclides Torres –financista ilegal de la campaña de Gustavo Petro, según lo ha dicho y ratificado Nicolás Petro– ya firmó contratos por 180 mil millones de pesos con este gobierno (ver enlace), contratos que, llamativamente, suelen ser para negocios de energías alternativas, las que tanto le gustan a este gobierno.
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