El ingeniero agrónomo como guardián de la seguridad y la soberanía alimentaria

Luis Armando Castilla

El acceso a alimentos de manera frecuente, de calidad nutricional y a costos accesibles, es parte fundamental de la sociedad, ya que a partir de ello se desprenden factores indispensables como la salud, la productividad económica y en general la calidad de vida.
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En el caso de Colombia, a pesar de avanzar en los últimos años en la reducción de la pobreza y la subalimentación, la incidencia de ambas continúa siendo muy altas en términos generales. De acuerdo con la Gran Encuesta de Hogares realizada por el DANE, la incidencia de la pobreza monetaria en el país es de un 27%, alcanzando niveles en el sector rural cercanos al 36%. Por su parte, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Situación Nutricional de Colombia - ENSIN, el 54,2% de los hogares del país se encuentran en inseguridad alimentaria, lo cual significa que uno de cada dos hogares no cuenta con la cantidad y calidad de alimentos suficientes para alimentarse de manera satisfactoria.

Sobre este tema, los paradigmas de seguridad y soberanía alimentaria han protagonizado el debate en el contexto internacional.  En el caso de la Seguridad Alimentaria, esta se plantea como concepto en los años 80 y adquiere su connotación actual a partir de los años 90, a través de la FAO. Esta institución la define como un estado en el cual se consigue que todas las personas, en todo momento, tengan acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana. Por su parte, el concepto de Soberanía Alimentaria se puede describir como el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población. 

Es relevante señalar que ambos conceptos no deben reñir e incluso pueden ser complementarios. Mientras la seguridad alimentaria trata sobre la disponibilidad y acceso de alimentos nutritivos y suficientes, la soberanía alimentaria es una manera de garantizar la seguridad alimentaria mediante la producción local. Es allí donde adquiere relevancia la producción local de productos agrícolas de la canasta básica como el arroz, el cual se encuentra en una situación crítica debido a la fluctuación de precios y al aumento de los niveles de importaciones. De igual manera, debemos buscar la manera de producir más cereales, como maíz, trigo y cebada, ya que en la actualidad en el país se consume alrededor de 7 toneladas al año y solo se producen 1,8 toneladas en este mismo tiempo. Otros productos clave como el tomate, la papa y la cebolla también presentan vulnerabilidad, ya que son producidos mayoritariamente por la agricultura campesina, familiar y comunitaria, la cual aporta un 70% del total de alimentos consumidos localmente, a pesar de no contar con procesos fuertes de adecuación de tierras, asistencia técnica agrícola y acceso a crédito agropecuario. 

El factor clave en esta situación es lograr aumentar la competitividad del cultivo, por lo que el papel de los ingenieros agrónomos es fundamental como guardianes de la soberanía y la seguridad alimentaria. En ese sentido, es vital contar con el apoyo gubernamental para aumentar los niveles de asociatividad profesional y velar por su participación en el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria – SNIA, especialmente en su subsistema de extensión agropecuaria. Esto lleva a plantearnos un reto muy importante como profesionales: ser capaces de liderar una transformación basada en conocimientos técnicos, científicos y tecnológicos, logrando de esta manera mejorar en cantidad y calidad los alimentos producidos en el país.

Lo anterior no es un tema sencillo, ya que además de los aspectos propios de la profesión, se incluyen temas económicos, políticos y sociales; sin embargo, como profesionales íntegros y con la premisa de que la ingeniería agronómica es una profesión con enfoque social, se debe afrontar estratégicamente estos retos planteados. Es así como la invitación de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Tolima es a fortalecer la unidad como gremio, buscando aliados en los sectores productivos, los esquemas de comercialización y los espacios políticos. Todo el trabajo que se realice en ese aspecto se verá reflejado a futuro en un sector rural más próspero y especialmente en un país que goce efectivamente tanto de seguridad como de soberanía alimentaria.  

 

Luis Armando Castilla

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