PUBLICIDAD
Y es que nuestro común discurrir y nuestra peculiar forma de ser, nos recuerdan el viejo adagio romano según el cual “nadie da lo que no tiene”, y nosotros no hemos tenido ni tenemos una adecuada organización como grupo social, ni desarrollado hábitos y comportamientos cívicos; en cuanto elegimos a nuestras autoridades locales sin tener en cuenta el desarrollo de la urbe: así que nuestros gobernantes, tan solo ven la próxima elección sin detenerse a pensar en las próximas generaciones, ya que lo único que les importa es apoderarse de la opción que brinda la coyuntura para hacer su agosto en junio y punto.
Lo cual nos permite afirmar, como frente a parecidas circunstancias lo hacían nuestros ancestros españoles: que “vivimos saliendo de ningún lugar para llegar a ninguna parte”.
Mientras otras comunidades alejadas del afán de protagonismo de unos pocos, han podido ponerle orden a su discurrir, pues han elegido buenos gobernantes y constituido sólidos entes para la organización de sus eventos, y han respetado los tiempos y los espacios que ellos y se ha ocupado de enseñar comportamientos cívicos a sus ciudadanos e instruido a la comunidad sobre el objeto de las festividades, bien diverso a la desordenada algazara y a la venta de aguardiente como prioridad para traerle recursos a las escanciadas arcas oficiales; seleccionado sitios en donde no se afecten negativamente el sosiego y la tranquilidad de los habitantes de las zonas residenciales y laborales de la ciudad con bullicio, cierre de vías e invasión indiscriminada de los espacios públicos.
Y han actuado en obediencia al propósito de prevenir los eventuales casos de violencia propios de nuestra convulsa situación.
Procurando convocar a los artistas raizales y a los artesanos lugareños, e incluyendo en forma paralela la realización de eventos de difusión de lo propio, tales como seminarios, foros, charlas, cursos, talleres, con exhibición de utensilios, instrumentos, herramientas, materiales y vestuario, vinculando en ello “una primera línea” de conocedores de nuestros propios valores.
Rememorando el viejo adagio de que “ Roma no se hizo en un día”; con el cual se recuerda que para que toda tarea como la que se está emprendiendo resulte de verdad exitosa, se requiere de tiempo, esfuerzo y dedicación o sea que ya se nos está haciendo tarde para la educación cívica necesaria de nuestras gentes en el trabajo colectivo y en la participación activa en los festejos de los entes gremiales.
Lo importante es dar ya un primer paso en ese sentido.
Comentarios