Esta semana, el Departamento Nacional de Estadística, Dane, publicó un boletín en el que se consigna el comportamiento del PIB en el primer trimestre de este año: 4.7 por ciento frente a cinco por ciento en el mismo periodo del año anterior. El informe ratifica la tendencia a la desaceleración de la economía colombiana que habían vaticinado varios analistas, en el marco de la crisis económica en los Estados Unidos y la Unión Europea que no logra ser superada. Recientemente, la ONU ha publicado un informe en el que plantea que la economía mundial está al borde de una nueva recesión sin haberse recuperado de la crisis iniciada en 2007 - 2008 y que la evolución del Producto Bruto Mundial tendría un comportamiento mediocre en los próximos dos años, debido fundamentalmente a la crisis en el empleo, que tiende a profundizarse gracias a las políticas de austeridad que se han vendido como la única solución a los problemas que afrontan las economías más importantes del planeta. Si la crisis de empleo es el principal problema de estas economías, difícilmente las políticas de austeridad podrán romper el círculo vicioso de bajo crecimiento y estancamiento del empleo, el consumo y la demanda agregada.
No obstante este panorama, la reacción del Gobierno nacional ante las cifras emitidas por el Dane es de complacencia. El ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, se mostró satisfecho con este resultado, al que calificó acorde con las expectativas, desconociendo que la desaceleración económica mundial tendrá consecuencias severas sobre la economía colombiana, en especial por la vía de los flujos comerciales. Precisamente, el economista colombiano José Antonio Ocampo ha señalado en varios estudios que el canal de transmisión de la crisis hacia América Latina -y Colombia no escapa de esta tendencia- es fundamentalmente comercial. Así sucedió con la recesión padecida en la región en 2009 y parte de 2010.
Lo anterior resulta especialmente importante, si se tiene en cuenta que el crecimiento de 4.7 por ciento en el primer trimestre del año se explica fundamentalmente por la evolución del sector denominado ‘Explotación de minas y Canteras’, que evolucionó favorablemente en un 12.4 por ciento, es decir, casi cuatro veces por encima del crecimiento total de la economía colombiana. Esto indica que, necesariamente, otros sectores importantes de la economía nacional debieron crecer a tasas bastante modestas; en efecto, el crecimiento de la agricultura fue negativo (-0.4 por ciento), la industria apenas creció 0.6 por ciento y el sector de la construcción -un importante generador de empleo- se desplomó -0.6 por ciento.
Lo más preocupante de este panorama, es que la crisis mundial se ha empezado a traducir en un descenso dramático del precio de los productos básicos, en especial del petróleo, que hoy se encuentra bordeando los 80 dólares el barril. Así, el país está abocado a una caída importante de sus exportaciones y, por supuesto a un deterioro de su PIB, teniendo en cuenta que el crecimiento está explicado por la evolución favorable de las exportaciones de crudo, mientras que otros ramas exportadoras, en especial las relacionadas con la industria manufacturera sufren los rigores de la revaluación de la moneda colombiana, lo que profundiza la tendencia a la especialización exportadora en productos como el petróleo, el carbón y demás bienes básicos que no son generadores de empleo. Bajo este panorama, ¿dónde están los motivos para sentirse satisfecho? Parece que al Ministro de Hacienda le aplica el viejo adagio: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
La crisis mundial se ha empezado a traducir en un descenso dramático del precio de los productos básicos, en especial del petróleo, que hoy se encuentra bordeando los 80 dólares el barril.
Credito
EDWIN ANDRÉS MARTÍNEZ CASAS (*)
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