Teniendo relación antagónica o inversa con el ambiente, el desarrollo tradicional acompañó al hombre hasta la segunda mitad del siglo veinte, cuando emergieron graves contaminaciones y escasez de recursos naturales, ya que, transformados en desarrollo económico el sistema redujo, gradualmente, ese capital natural.
La respuesta racional fue implantar un nuevo modelo, el “desarrollo sostenible”. Convertido en necesidad histórica para la humanidad, porque para no someter a riesgo los ecosistemas y las necesidades económicas, sociales y culturales de las presentes y futuras generaciones, por fuerza, tenemos que correlacionar el crecimiento económico con la tutela permanente del ambiente.
Entonces, inconcebible que Cortolima, el 29 de octubre pasado, haya otorgado a Cemcolsa, Licencia para construir y operar una planta cementera en San Luis, Tolima.
Impacto asaz negativo para una región, en donde ya opera una poderosa cementera que, según autoridades y población, en vez de beneficios genera contaminación ambiental, deterioro en salud y bienestar de la comunidad, más severo daño en carreteras.
Por eso, el Articulo 14 del Resuelve de Cortolima, requiere del municipio de San Luis, construcción o mejora y mantenimiento de vías para que cómodamente pase la maquinaria pesada de la cementera. Y, lo peor, sin importarle incomodar a los estudiantes, pide reubicar la escuela veredal de Caracolí, Institución en la que 170 niños estudian primaria y bachillerato.
En mayo, en audiencia pública, delegados comunitarios, presentaron ponencias en pro y contra. En pro, pocas exigieron respetar normas ambientales, las restantes fueron risibles escritos con mismo texto a media página, cambiando nombre de vereda y mostrando, claramente, deseo de pingues beneficios personales. Claro, si quien evaluó fue quien redactó la Licencia, deben mandarlo a terminar mínimo bachillerato para ver si adquiere algo de redacción, comprensión de lectura y pensamiento crítico.
Me pregunto, de dónde porcentajes favorables y contrarios, pues ningún ponente enumeró cantidad de habitantes que representaba, por ende, fueron tomados por número de ponencias, o sea, a nivel particular.
Igual, aprobó el proyecto. Dio prioridad al beneficio particular por encima del común, poniendo en grave riesgo la Ruta Mutis, circuito histórico cultural, que figura como alternativa de Agroturismo entre los planes de desarrollo sostenible del Gobierno nacional.
También, su hermoso y fértil paisaje de cerros y valles en donde, a veces, asoma el majestuoso nevado del Tolima.
Asimismo, arriesga salud, subsistencia y bienestar de la comunidad que habita la cuenca mayor del río Luisa y trabaja ganadería y agricultura, sobre todo, el maíz, sostenimiento y alimento básico de la región.
Que vaina. Ahora no sólo tendremos que defendernos de foráneos que dañan nuestro hábitat, también, del Ente que debería proteger el mismo. Pues, Cortolima se montó en la locomotora minera, en cambio, los tolimenses preferimos defender nuestros recursos naturales, medio ambiente, salud ecológica y ecosistema, es decir la vida.
Comentarios