Ibagué & la ciudad ideal

Hace 8 mil años, en el Neolítico, con formas y estructuras obedientes a conceptos urbanísticos de cada grupo cultural, empezaron a nacer los primeros modelos urbanos.

Hace 8 mil años, en el Neolítico, con formas y estructuras obedientes a conceptos urbanísticos de cada grupo cultural, empezaron a nacer los primeros modelos urbanos. 

Los principales fueron de ciudades estado, todas amuralladas con calles estrechas y un ágora protagonista de la vida pública. Los romanos mejoraron el concepto agregando alcantarillados, acueductos, termas, baños públicos, pavimentos, mercados, fuentes, coliseos, teatros, columnas, arcos de triunfo y hasta puentes. 

Luego, el esquema se renovó ampliando calles y circundándolas por edificios representativos de gobierno, como también de grandes espacios para celebraciones y relaciones sociales. 

En época más contemporánea, las urbes cambiaron substancialmente creciendo hacia dimensiones inesperadas. Entonces, se propusieron avenidas arboladas, electricidad, iluminación y alcantarillados y acueductos con más capacidad. Y, cuando fueron invadidas por el automóvil, se crearon aceras y calles peatonales, asfaltaron vías y agregaron semáforos y otras señales de tránsito. 

Con la innovación vino el diseño urbanístico planificado con criterios político-administrativos, creándose zonas para negocios, residencia, ocio, turismo, etc. Al paisaje urbano lo cambiaron los rascacielos, edificios, urbanizaciones y conjuntos cerrados, como también, la absorción de pequeñas localidades circundantes. 

Así, de esta manera se fueron desarrollando las ciudades en el mundo. Sin embargo, no todas han planificado su crecimiento y, desafortunadamente, muchas de ellas se agigantaron sin ninguna proyección, volviéndose caóticas, insoportable y casi invivible como lo es ahora nuestra Capital Musical. 

La ambición de vivir en una ciudad perfecta ha acompañado al hombre durante toda su historia. Al remitirnos a la Biblia, el Génesis tiene la metáfora de la Torre de Babel. Ella refleja una aspiración utópica del ser humano: hablar una sola lengua y habitar un espacio perfecto. Entonces, el hecho de querer tocar el cielo con la torre, encarna el sueño perseguido por la humanidad: vivir en un lugar maravilloso para no dispersarse más sobre la tierra. 

Ibagué se encuentra en estado crítico porque quienes la han manejado no han  tenido voluntad para planear y proyectar a largo plazo, un esquema de desarrollo acorde con las necesidades de su colectividad. Luego, es imprescindible exigir un derrotero de ciudad, con criterios y enfoques racionales, estructura equilibrada y exigencias funcionales conjugadas estéticamente con las características que marcan la diferencia y la hacen distintas a ciudades similares. 

Igualmente, la médula de su desarrollo urbanístico debe girar en torno al ser humano, con una estructura que reduzca la brecha de segregación y discriminación social. 

Asimismo, su esquema de desarrollo debe ser sostenible, participativo, incluyente, digno, justo, equitativo y respetuoso con el medio ambiente. De esta manera, redundará en una colectividad integrada y con un mejor tenor de vida, soportado no sólo en instituciones públicas, sino también, en organizaciones gremiales, privadas, solidarias y comunales.

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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