A Ibagué, planearla estratégicamente

Nelson Germán Sánchez

Todo este desorden, casi caos, en que está convertida y se ha llevado a Ibagué en los últimos años por la falta de liderazgos reales, con ejecutivos inconscientes de su papel en lo público, al parecer dado su interés por solo llenarse los bolsillos, figurar, posar y clavar uñas al presupuesto y la burocracia, debe llevarnos a una profunda reflexión política y ciudadana sobre el riesgo futuro en que está la ciudad. Y es que desde la administración local solo se están realizando acciones desconectadas, como pedazos desgarrados de un vestido maltrecho, con un afán farandulero de realizar eventos que no tienen conexión o apuntan a norte alguno común, solo para tratar de exhibir gestión o acciones y confundir incautos.
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Nuestro municipio merece una verdadera planeación estratégica que impacte de forma real en la creación de empleo, mejore la movilidad y la malla vial, responda a la inseguridad descontrolada y creciente y solucione de una vez por todas la grave problemática de continuidad o suministro de agua potable a muchos sectores.

Decía Leonard Goodstein que la planeación es un proceso de establecer objetivos y escoger el medio más apropiado para el logro de los mismos antes de emprender la acción, lo cual en Ibagué se está haciendo al contrario o no se lleva a cabo. Sobre la planeación estratégica se puede afirmar que se concibe como “el proceso por el cual los miembros guía de una organización prevén su futuro y desarrollan los procedimientos y operaciones necesarias para alcanzarlo” (García, E. 2014).

Y uno de los grandes referentes de la planeación estratégica -Goerge Steiner- la definió en relación con cuatro puntos de vista distintos: primero, el Porvenir de las decisiones actuales. Es decir, que la planeación estratégica observa la cadena de consecuencias, de causas y de efectos durante un tiempo, relacionados con la decisión real o intencionada que se va a tomar. Segundo punto, sobre el Proceso. O sea, divide de antemano qué tipo de esfuerzo debe hacerse y cómo deben realizarse, quién lo llevará a cabo y qué se hará con los resultados. En tercer lugar, desde la Filosofía; porque la planeación estratégica es una actitud, una especie de forma de vida, representa un esfuerzo mental, un proceso y ejercicio intelectual. Y cuarto punto, la Estructura. Con lo cual se establece el plan estratégico, los programas a mediano plazo, los presupuestos a corto plazo y los planes operativos.

Pero de todo esto no se puede olvidar, y es lo que evidentemente parece haberse obviado en Ibagué por lo que padecemos todos los días, que esa planeación estratégica tiene unos principios básicos y simples, a saber: uno, de Objetividad, es decir, soportarse sobre hechos reales y no sobre opiniones subjetivas políticas. Hacerlo más sobre informes, datos estadísticos, cifras y documentos; pero por los “resultados” palpables aquí se ha hecho al contrario. Otro principio es el de la Medición, en cuanto a que los planes se expresen no solo cualitativa si no cuantitativamente, se pueda medir cuánto se requiere para lograrlo, cuánto se gasta y si se está alcanzado lo propuesto.

Un tercer principio es el de la Precisión. Que hace referencia a que no se hagan dichos planes con afirmaciones genéricas y vagas –por si les suena a lo que cada rato vemos en anuncios y promesas como si aún se estuviera en campaña- sino con cantidades, volúmenes, porcentajes de logro e indicadores de tiempo, etc. Así mismo, es necesario el principio de Flexibilidad, dejar un margen para ser modificado como consecuencia de los cambios que surjan externa a internamente. Así como un el Principio de Unidad de Dirección, uno solo para cada función y no medidas y acciones dispersas y dependiendo de quien ocupe qué cartera, por si nos suena común en Ibagué. 

Por último y no menos importantes, el principio de Rentabilidad y el de Participación. Con el primero se pide logar relación favorable entre los beneficios que se esperan con la aplicación y los costos que exige cumplirla; con el segundo (Participación), que quienes estructuren el plan y quienes deban aplicarlo participen de él, lo conozcan y entiendan para que trabajen conjunta y coordinadamente.

Como dije es solo un “recorderis” de qué es Planeación Estratégica y esperar si por un milagro divino dejan de lado -en estos 15 meses que restan de periodo administrativo-, tanto empalagoso show mediático vacío, ese falso liderazgo de activismo con acciones desconectadas y sin rumbo, que no alivian ni solucionan los graves problemas que afronta el municipio. No es más. A Ibagué hay que planearla estratégicamente.

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

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Nelson Germán Sánchez Pérez –Gersan-

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