Cosas bonitas

Nelson Germán Sánchez

“Papi  porque no escribes esa última columna de 2022 cosas bonitas, alegres, de felicidad para la gente por las vacaciones de diciembre”, me dijo mi hija Salomé, cuando me vio acomodarme frente al computador y escribir sobre el blanco de la pantalla óptica periodística. Cosas bonitas, pensé. 
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Y recordé inmediatamente el juego de los aguinaldos que ya pasó de moda, el compartir una cena con la gran familia -o sea abuelos, tías, tíos, primos, nietos, bisnietos, hermanos, hijos, padres…- que cada vía se ve menos; las largas tardes-noches de vacaciones conversando en las esquinas del barrio o recorriendo calles, lo cual hoy es un riesgo permanente por la inseguridad. Pero al fin y al cabo cosas bonitas.

El hacer un convite de arroz con pollo, ensalada de papa, un sancocho comunal, asado colectivo o ir a llevar un obsequio o un plato de comida a una familia o alguien menos favorecido que uno, lo cual hoy no “cuenta” si no se publica en redes sociales. Visitar al pariente enfermo para saber cómo sigue y si en algo se le puede ayudar o hacer la visita al amigo o familiar que lo requiera. Cosas bonitas.  

La llamada o el saludo con los buenos deseos a esos amigos o compañeros que nos han alentado en distintas etapas de la vida, pero con los cuales por las ocupaciones actuales o circunstancias permanentes poco nos contactamos permanentemente. Cosas bonitas. 

Cosas bonitas como llevar a los hijos al parque para que jueguen y se ensucien, acompañarlos a la piscina o un charco natural, sin el riesgo de ser violentados. Acompañarlos a los juegos mecánicos, llevarlos al cine, conversar y compartir con ellos, leerles un libro o ver con ellos una serie o preguntar por esa cantidad de personajes de “anime” que hoy existen y están fuera de nuestro  radar de información. 

Un poco se trata de aprovechar estos días para quienes estamos de descanso y para quienes no, pero igual pasarán el Año Nuevo-Viejo con familia, amigos o solos sí así lo decidieron, para cosechar cosas bonitas en nuestra mente, espíritu y alma; llenar de a poco el baúl de los recuerdos con las experiencias buenas que fortalezcan en la memoria las gratas imágenes, que son las que nos permitirán por instantes seguir presentes cuando ya no estemos físicamente y emprendamos el viaje hacia el inexorable olvido que seremos, como diría Héctor Abad Faciolince.

Pero también, cosas bonitas como hacer una pausa el ajetreado día a día, caminar, hacer deporte, meditar, orar, sentarse a pensar, armar el morral y emprender un viaje a ninguna parte para que el camino nos sorprenda. Dejar el consumismo desaforado y búsqueda ciega del “éxito” a cualquier precio, y mejor permitir que las energías personales se renueven y vigoricen.     

En fin, de verdad y con el corazón les deseo a todos mis lectores que cosas bonitas les traiga el 2023. Y Gracias por el privilegio de su tiempo.

 

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NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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