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Precisamente y para quienes son católicos cristianos, es como poner en marcha la parábola de la Semilla de Mostaza, a la que según el apóstol Mateo se refirió el mismo Jesús de Nazareth para explicar que siendo la más pequeña de todas las semillas que se puedan plantar en un campo, puede dar árboles enormes y fuertes en los cuales los pájaros hacen nido. Y como esa semilla era el reino de los cielos, a los que él –Jesús- se refería.
Bien, esto para significar que pequeñas cosas interesantes, destacables e importantes están pasando generadas por personas anónimas que han decidido salir del letargo, dejar a un lado la desazón que destila el desgobierno que padece Ibagué, para proponer acciones en beneficio de muchos y en busca del bien común.
Una de ellas, por ejemplo, la llevada a cabo este fin de semana denominada Vive Centenario, donde un colectivo ciudadano, vecinos y otros interesados en devolver el esplendor del lugar y cuidar ese bello pulmón de la capital tolimense, decidieron poner manos en obra sobre el mismo llevando a cabo labores de limpieza, de embellecimiento, de ciudadano ambiental y llevando al espacio una oferta gastronómica y cultural. Es decir, revivirlo, volcar los ojos de los ibaguereños sobre este emblemático lugar, que por obra y gracia de la desidia del Alcalde y sus amanuenses, hoy parece el de las ruinas centenarias.
O del foro Tejiendo Redes por la Salud Mental de Ibagué, que se organiza para los próximos días, por parte de varias entidades privadas, académicas, médicas, científicas y cuidadanas sobre la salud mental de los ibaguereños y que, según se dicen, busca elevar esa problemática profunda e inocultable que padecemos, a que se aborde abiertamente por la ciudadanía y las entidades estatales, así como que se vuelva parte de la agenda política-electoral de este año de parte de los candidatos a la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima.
También, resaltar lo que otro grupo de profesionales, académicos, centros de pensamiento e historia llevaron a cabo hace unos días al recuperar algunas de las emblemáticas casas de columnas en Ambalema, para no dejar morir el legado histórico arquitectónico vivo de allí, que habla del Tolima mismo y de Colombia.
O la que realizamos a través de un rápido y escueto llamado en los días del folclor en junio, para que los asistentes llevaran bolsas en las cuales depositar la basura y fueron muchos los que la acogieron, pese al resultado que ya todos sabemos con el muladar que observamos.
Todo lo contado hasta aquí demuestra que, sin ser mayoritariamente aún, ni mucho menos evidente, algo está pasando en querer contribuir a mejorar las problemáticas actuales, apostar por la sana convivencia, buscar soluciones y alternativas sin depender exclusivamente de los tentáculos politiqueros y corruptos de cualquier pésima administración, si no manteniéndose fuera de ellos pensando en objetivos superiores comunes. Hace falta aún, pasará tiempo para ver cambios significativos en varios aspectos que hoy duelen enormemente; pero siempre será mejor evidenciar los buenos ejemplos que minimizarlos o invisibilizarlos frente a la arremetida y la propaganda oficial paga llena de auto-reportajes o anuncios publicitarios, que intentan tapar la realidad evidente del desastre que padecen a diario muchos compatriotas. Ojalá, más y más iniciativas surjan del seno de ciudadanos, con esos buenos propósitos.
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