La sombra del dragón chino

El escalamiento económico, comercial y político de China es impresionante. Lleva dos décadas creciendo a tasas superiores al nueve por ciento anual, se ha convertido en la fábrica del Globo y es, desde 2010, el mayor exportador mundial.

El presidente Santos es uno de los colombianos que mejor conocen la realidad contemporánea mundial, de él no puede decirse que es una persona parroquial a la que le falta mundo (se formó en el exterior), y una de sus pasiones es la política internacional. En algún momento de su vida creo que llegó a saber más de lo que ocurría afuera que de lo que pasaba dentro del país.

Acaba de concluir Santos una visita a Singapur y China, que, según él mismo declara, ha sido exitosa. Durante la gira Asia - Pacífico, dice, se firmaron nueve memorandos que ponen en marcha procesos como el del TLC con China y como el del acceso de productos colombianos al mercado chino a través de que las autoridades de sanidad levanten los vetos. Bien. Colombia, pues, comienza a descubrir el mundo tras años de aislamiento, cuando creía que éste se agotaba en EEUU. Hace bien el Gobierno en abrir otros mercados e intentar dar al país un nuevo perfil internacional. Además, lo que está sucediendo en esa zona del Globo es fascinante. Asia será el nuevo centro del planeta.

El escalamiento económico, comercial y político de China es impresionante. Lleva dos décadas creciendo a tasas superiores al nueve por ciento anual, se ha convertido en la fábrica del Globo y es, desde 2010, el mayor exportador mundial. Su entrada en la economía mundial, junto a la de India, Brasil y Rusia (los llamados BRICS), es una de las principales razones del alza de las materias primas. Un hecho económico que ha dado a América Latina una oportunidad para vivir con cierta dignidad en una economía globalizada. Si uno quiere entender la crisis europea, una de las cosas que tiene que hacer hacia el Pacífico.

En 2005, cuando la OMC eliminó los topes o la política de cuotas para exportación de textiles, las importaciones europeas de productos chinos subieron de forma vertiginosa. En algunos las alzas en volumen llegaron hasta el 534 por ciento. A partir de ese año, el sector europeo del textil viene siendo asfixiado, patronos y trabajadores hablan de la pérdida de mil empleos diarios en la Unión Europea. Esta industria poco a poco fue devorada por el Dragón chino y la situación se redujo a la ecuación: Europa diseña y China fabrica.

Una situación similar sucedió con el calzado español. Elche es la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana (España), tiene 200 mil habitantes y hasta hace poco su vida económica y social giró en torno de la producción de zapatos. Todo iba bien para los ilicitanos hasta cuando el mercado español comenzó a comprar anualmente 36 millones de pares de zapatos fabricados en China y las importaciones superaron a las exportaciones de calzado español. Muchos de los cinco millones de desempleados que tiene España actualmente, proceden del sector textil y del calzado.

China compra materias primas a granel, de hecho este primer bimestre se ha posicionado como el segundo comprador de las exportaciones colombianas (básicamente hierro, acero y cueros). Pero China no sólo compra, también vende. Las importaciones colombianas originarias de China pasaron de 455.7 millones de dólares en febrero de 2011 a 723 millones en el mismo mes de 2012. La balanza comercial bilateral es altamente deficitaria. Un déficit que crece a un tasa promedio anual de 31 por ciento. A los chinos hay que conocerlos, no se les puede subestimar. Son una sociedad milenaria que tiene un plan. China es una realidad y hay que convivir con ella.

Tenemos que negociar con el Dragón, sí, pero hay que hacerlo con cautela, pues podría abrasarnos. Vende textiles a un 10 por ciento de lo que a Colombia le cuesta producirlos. Un TLC sería devastador para este sector. ¿Será nuestro destino, acaso, vender baratijas chinas en las calles? Nadie quiere ver vendedores ambulantes, pero…

Credito
GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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