La gestión del riesgo

Con un saldo devastador finalizó el huracán Sandy su paso por algunos estados del país del norte, aproximadamente 80 muertos, una inmensa cantidad de casas, edificios y vehículos destruidos, y mas de 25 mil millones de dólares en pérdidas,

 fue el resultado de la tormenta que sin lugar a dudas puso a prueba la capacidad de ciudadanos e instituciones norteamericanas para responder ante la ocurrencia de desastres naturales; no obstante, a pesar de todas las afectaciones se podría decir que el fenómeno fue manejado de una manera tan adecuada, que logró prevenir hechos mucho más lamentables en términos de pérdidas de vidas humanas y destrucción de la infraestructura, incluso está permitiendo que en muy pocos días las ciudades afectadas ya estén recuperando las comunicaciones, la movilidad, los servicios públicos y todo lo necesario para volver a la normalidad.

Lo sucedido en los Estados Unidos, debe ponernos a pensar en la imperiosa necesidad de gestionar adecuadamente los riesgos que amenazan nuestro país, especialmente en el departamento del Tolima en donde existe un gran abanico de posibilidades de ocurrencia de fenómenos naturales que incluye desde fallas geológicas como la de Ibagué, que atraviesa gran parte del casco urbano hasta peligrosos volcanes como el Machín y el Ruiz, este último causante de la peor tragedia ocurrida en el Tolima, cuando fue arrasado por toneladas de lodo el municipio de Armero en noviembre de 1985.

No obstante, desde aquel entonces mucho ha cambiado en la materia, el presidente Santos redimensionó la prevención y atención de desastres que venía siendo un protagonista de segunda, y creó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo con una disponibilidad importante de recursos que le ha permitido mostrar excelentes resultados; a nivel regional también se crearon los consejos para la gestión del riesgo de desastres, que por lo menos en el Tolima ha jugado un papel fundamental a la hora de implementar acciones tendientes a reducir los niveles de riesgo y sobre el cual cabe destacar la organización del simulacro de evacuación ante un hipotético sismo realizado el pasado mes de octubre, y el que se realizará al finalizar esta semana en la zona de influencia del volcán nevado del Ruiz, que comprenderá maniobras de evacuación, rescate y atención hospitalaria simulando una erupción; adicionalmente se han documentado los planes para responder ante las posibles emergencias que se presenten y ya se ha puesto a prueba la sala de crisis que debe operar en estas situaciones.


Aunque vamos bien, considero importante recomendar que la planeación en gestión del riesgo debe trascender el nivel de las instituciones y llegar directamente a las comunidades, especialmente las vulnerables que por lo general resultan las más afectadas; que los simulacros de evacuación también se realicen en inmuebles diferentes a los institucionales, por ejemplo en edificios de apartamentos, oficinas privadas, hoteles, e incluso en viviendas de barrios; que así como en el norte del Tolima los pobladores saben hacia donde evacuar ante una erupción del Ruiz, en Ibagué también se ilustre hacia donde ir en caso de la erupción del Machín y que otras precauciones adicionales tomar; que se implementen campañas de tipo comunitario y que permanentemente se difundan mensajes e instrucciones a través de medios masivos de comunicación, de manera que la información sea tan amplia y suficiente que nos permita estar preparados para lo que ojalá nunca ocurra.

Credito
CÉSAR PICÓN

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