El día del Tolima nos invita a reflexionar el departamento que queremos. Uno con menos pobreza, menos desigualdad y mayor crecimiento económico.
El sueño de muchos es que el Tolima avance al progreso con la participación de todos, siendo el pobre y excluido el sujeto principal del desarrollo integral del Departamento.
Las altas tasas de pobreza y desigualdad de nuestras gentes lo justifican. Las realidades diarias de miles de tolimenses excluidos lo demandan. Las inequidades subregionales y las asimetrías lo reclaman.
Para superar la inequidad y la pobreza, nuestra sociedad requiere alcanzar la mayoría de edad en valores como la cooperación y la solidaridad. Reconozco que estas palabras están desgastadas y muchas veces han sido mal interpretadas, sin embargo no se puede desconocer que la cooperación y la solidaridad han demostrado en muchos sitios del mundo ayudar a resolver problemas estructurales que evitan el desarrollo integral.
Alcanzar mayores niveles de cooperación y solidaridad requiere crear en la sociedad una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad y que priorice el bienestar de las personas sobre la apropiación de los bienes y los recursos por parte de algunos.
Para que el Tolima aumente su producción necesita transformar algunas de sus estructuras productivas e inclusive necesita del cambio de algunos de los paradigmas del desarrollo utilizados hasta ahora, pero estos cambios no alcanzarán los objetivos propuestos si no se generan nuevas convicciones y actitudes en la misma sociedad; un cambio de mentalidad si se acepta que en ocasiones nos dejamos llevar por la desesperanza.
Para disminuir la pobreza y la inequidad se necesita crear mayores oportunidades para las personas en condiciones de vulnerabilidad. Las oportunidades se logran a través de la creación de capacidades para todos. Al respecto ya sabemos que el logro educativo y una vida larga y saludable son las capacidades fundamentales en las que debemos ocuparnos.
Trabajar en garantizar mayor cobertura en educación y salud, brindados con calidad, asegura mayores niveles de progreso. Proponer esto no es nuevo, lo novedoso y apremiante es asumir cero tolerancia con la corrupción en el manejo de los recursos destinados para estos servicios. La corrupción dinamiza los círculos viciosos de la pobreza y la desigualdad, combatirla es fundamental para alcanzar mayores niveles de redistribución del ingreso, permitirla enriquece a unos cuantos y disminuye las oportunidades de la gran mayoría.
Asegurar estas capacidades conlleva a la libertad de las personas y por la tanto a mayores niveles de democracia.
La libertad y la democracia son condiciones necesarias para alcanzar un departamento en paz, en donde el trabajo infantil se cambie por la educación y la recreación, en donde los jóvenes tengan la oportunidad de elegir su futuro, ocupándose libremente en lo que deseen, un Tolima que le ofrezca a estos educación práctica para la vida y oportunidades de empleo.
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