En nuestras manos está la posibilidad de construir una nueva nación.

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La inmensa mayoría de los colombianos no queremos perder la oportunidad de terminar el conflicto armado interno, terminarlo será el primer paso hacia la paz y la reconciliación; cerrar un ciclo de violencia que durante 50 años ha destruido el capital humano y social del país es un imperativo nacional. Nunca sabremos cuál habría sido el futuro de esos miles de niños y jóvenes que murieron durante la guerra; no sabremos cuántos artistas, científicos, deportistas, empresarios, profesores o médicos dejó nuestro país de tener. Pero sí sabemos que en nuestras manos está la posibilidad de construir una nueva nación.

La semana pasada conocimos del anuncio de las Farc de reconocer a sus víctimas, de la decisión del Gobierno de crear una comisión especial de verificación que identifique la responsabilidad de todos los actores, de la unidad de víctimas de su complacencia por lo allí acordado. Con este anuncio se trajo una vez más el debate de la verdad, justicia y reparación al primer lugar de atención nacional, con la diferencia que en esta ocasión están las Farc.

El tema de las víctimas ha sido y es la preocupación de toda la nación, millones de colombianos han sufrido el despojo, el desarraigo, el destierro y el terror, por eso, cuando en La Habana se admite por las partes allí sentadas su rol de victimarios la sociedad colombiana puede sentir que no se están negociando los derechos de las víctimas, ni tampoco se van a intercambiar impunidades, y que por el contrario resarcir a las víctimas está en el centro del proceso de paz.

Lo que está ocurriendo en La Habana, aun bajo la mirada incrédula de miles de Colombianos, está tomando una dimensión histórica; que las Farc admita su responsabilidad en el sufrimiento de miles de familias y que el Gobierno acepte la creación de una comisión para buscar la verdad y así llegar a la justicia y la reparación no tiene antecedentes durante los 50 años de conflicto con dicha guerrilla. La declaración da muestra de la seriedad del proceso y del compromiso de las partes.

Con este anuncio ya es el momento que este país que hasta ahora ha optado por mirar hacia otros lados en lugar de mirar los 6.5 millones de víctimas empiece a comprender lo importante que es frenar el conflicto armado, detener de una vez por todas sus atrocidades, reconocer los derechos de todas las víctimas, buscar la verdad y su reparación.

También es prioritario evitar que haya nuevas víctimas en Colombia; ningún colombiano puede estar en riesgo de serlo. A ocho días de las elecciones presidenciales es importante que todos los colombianos entendamos que la paz debiera ser un compromiso de todos, que es un derecho constitucional y por lo tanto una política de Estado, y que como escribió María Elvira Samper en su columna de opinión de ayer: “No podemos seguir acumulando víctimas”.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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