El Gobierno definió el Enfoque territorial como aquel por implementarse en la búsqueda del desarrollo rural, la aspiración fundamental de éste es que la prosperidad cubra a toda la población rural, que haya menos pobreza y más equidad, mayor competitividad productiva, un manejo sostenible de los recursos y gobernabilidad democrática.

Con motivo de los diálogos de paz, durante los últimos meses se ha estado escribiendo un nuevo capítulo sobre los enfoques del desarrollo rural para territorios en conflicto el cual se podría llamar ‘Política de Desarrollo Agrario Integral’. Este enfoque se desprende del primer acuerdo de la mesa de diálogos entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, dado a conocer en La Habana el 21 de junio de 2013.

El acuerdo tiene cuatro pilares: Acceso y uso de la tierra; establecimiento de Programas especiales de desarrollo con enfoque territorial; Planes para la reducción radical de la pobreza y la eliminación de la pobreza extrema, y Seguridad alimentaria y nutricional.

Una situación realmente importante para el futuro del desarrollo rural en Colombia es que hoy todos los actores y grupos de interés en este campo son conscientes de que tanto dichos pilares como los elementos identificados para una nueva política pública deberán ser trabajados y ejecutados por los gobiernos y el propio Estado aun si no se lograra la firma de un acuerdo en La Habana. No se puede retroceder en el reconocimiento del problema rural y de la necesidad de resolverlo.

En los territorios en conflicto deberá trabajarse en dar respuesta satisfactoria a los desafíos que plantean la solución del conflicto, esto es, restitución, formalización y políticas de desarrollo rural.

Así las cosas, la reforma estructural de la propiedad debe buscar un fin redistributivo, solucionar de manera prioritaria los conflictos campesinos, resolver las tensiones entre las agendas de desarrollo agrícola y las agendas ambientales, y acercar las necesidades de los campesinos al diseño de las políticas del sector defensa.

Un tema que conecta los distintos enfoques adoptados en aquellos lugares en donde las adversidades y retos para el desarrollo son mayores es la mirada territorial, entendida como la focalización de acciones en aquellas áreas donde hay la mayor pobreza relativa, con el fin de que los programas y sus respectivas inversiones tengan un verdadero impacto en la mejora de las condiciones de vida de los habitantes rurales, en el acceso a capacidades humanas y de mayores oportunidades.

Focalizar las inversiones es importante para alcanzar convergencias. Concentrar las acciones en aquellos territorios con mayores problemas es fundamental. Las inversiones en educación y salud para alcanzar mayores capacidades humanas son fundamentales para disminuir la desigualdad y la pobreza.

No hay duda de que los gobiernos territoriales deben privilegiar en su inversión la dotación de bienes públicos con proyectos de riego y vivienda rural de interés cultural, concretar sus planes o esquemas de ordenamiento territorial y apoyar la prestación de servicios en asistencia técnica, transferencia de tecnología y acceso a créditos.