De tanto en tanto, a veces décadas, en ocasiones siglos, la sociedad cambia, lo hace porque es natural hacerlo, aun en medio de las dudas y el temor a lo desconocido.
Al inicio el cambio no es llamativo para algunos, tiene resistencia, genera temores, la sociedad se organiza precisamente para superar sus miedos, para contrarrestarlos. Sin embargo, en algún momento, un sector de esa sociedad se da cuenta de la necesidad de cambiar y propone hacerlo. Es normal que haya resistencia aunque se tenga consciencia de lo importante de hacerlo. Con el tiempo, la necesidad del cambio se instala en el ideario de la sociedad como nueva verdad, la gente se acostumbra a él y lo que era innovador ahora es lo normal. Y así como antes, con el tiempo se volverá a hablar del cambio.
Yo creo que en el Tolima estamos en aquel momento en que necesitamos cambiar, pienso que los tolimenses lo están esperando, subconscientemente lo quieren, pero como ya lo escribí hacerlo no es fácil. Cambiar requiere de sacrificios, abandonar la comodidad, y en el Tolima nos cuesta mucho hacerlo, muy pocos quieren salir de su zona de confort.
El lugar indicado para crear las condiciones del cambio es la política, esta asigna los valores de la sociedad, sueña el futuro y concreta el presente. La política depende de los políticos, aquellas personas que la sociedad ha formado para orientar sus destinos. Si los políticos fallan, también fallará la sociedad.
El afán de no fallar ha conllevado a que se diseñen los sistemas políticos, estos buscan hacer más eficiente el trabajo de los políticos, sin embargo, en muchas ocasiones los sistemas son excluyentes debido a las barreras de entrada y salida que los mismos políticos se imponen. Hacer política en algunos casos es imposible, debido a las grandes sumas de dinero que se necesita o a las complicidades que se deben asumir.
Por estos días he visto en Ibagué cómo la preocupación del mundo de la política se ha alejado de las preocupaciones del mundo real, los grandes temas, lo de fondo, se han dejado a un lado por parte de los políticos ya que están más preocupados por la forma del sistema político. Mientras las personas están requiriendo de propuestas sobre cómo tener empleos y seguridad en sus barrios, la clase política se entretiene en temas como los avales o las componendas.
Cuando se mira con detalle la situación económica y social del Departamento, y se analiza el estado de las cosas del desarrollo, se puede advertir que el Tolima necesita un cambio en los liderazgos tradicionales de la política, un cambio en la forma de ver y hacer la política. En lo personal espero que el año entrante los tolimenses sean capaces de creer en su capacidad para el cambio, de la necesidad de hacerlo, de su poder para lograrlo.
Para empezar debemos enterrar la envidia, la desesperanza y el odio para que por la gracia de Dios renazcan la solidaridad, la esperanza y el amor.
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