La responsabilidad social de los dueños de restaurantes y de quienes manipulan alimentos no se está cumpliendo a cabalidad, una prueba de ello es el incremento de casos de gastroenteritis en personas que coincidencialmente estuvieron en restaurantes reconocidos y muy concurridos de nuestra ciudad.
Me alarmó observar en una heladería aledaña a la Plaza de Bolivar, cómo un joven preparaba un cono sin usar guantes, mucho menos tapabocas, hablando sobre las cremas disponibles y colocando pequeños aderezos al antihigiénico pedido. Después, recibió el dinero y lo entregó a la cajera. Quien compraba recibió con amabilidad el producto y no hizo la más mínima exigencia, creo que ni siquiera se enteró de la falta de asepsia del empleado del reconocido lugar.
Pero no me alcanzaría esta columna para denunciar la falta de higiene en uno y otro establecimiento, que funciona sin control alguno, y me refiero a lugares que operan gracias a la franquicia adquirida o porque son reconocidos por su larga trayectoria en la Capital Musical.
Es necesario que el ente sanitario competente haga el debido control, en todos y cada uno de los establecimientos, sin olvidar los vendedores de comidas rápidas.Se requiere reforzar los hábitos de higiene a nivel de todos los habitantes, porque es muy grave adquirir enfermedades y tener que asistir a las IPS, donde a pesar de que promulgan el lavado de manos, no se encuentra jabón, ni una toalla desechable, fuera de que la atención se tarda porque nunca hay más de un médico en la prioritaria.
La deshumanización de quienes están en las IPS es ilimitada, el paciente puede estar en artículo de muerte y ellos solicitan que se lo lleven a urgencias porque ahí no se atiende ese tipo de casos. Me refiero específicamente a la IPS Sánitas, donde sólo hay un médico en las noches para atender a quienes lleguen y deben esperar el turno.
Como si fuera poco, están limitados para ordenar fórmulas eficaces, razón por la cual se debe comprar el medicamento más efectivo, porque ellos no pueden extralimitarse del vademécum impuesto.
Es trágico enfermarse hoy y no acudir a una entidad privada y, más crítico aún, ser médico de una EPS o una IPS. Hasta cuándo la salud va a dejarse de ver con fines de lucro, se ha convertido en la empresa más productiva para unos cuántos. Hay maltrato a los usuarios, pareciese que es un favor el que se ofrece, a pesar del pago mensual que se hace y el copago que se exige; dónde están las políticas de Estado en pro de la población colombiana, qué pasa con el Ministro de Salud, todo pasa y continúa de la misma manera.
Pero además, nada más crítico que el servicio de salud para nuestro magisterio colombiano, gracias a funcionarios políticamente irresponsables, que diseñan políticas de salud que no alcanzan a imaginar el impacto negativo que se percibe en el palpitar de los habitantes y no se consigue que el eco sea escuchado como clamor ante quienes tienen la posibilidad de intervenir.
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