Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que las llamadas agencias calificadoras son como los perros guardianes del mercado de la especulación, del sistema financiero y las corporaciones multinacionales. Muy poca gente, en general sabe cómo actúan o cuáles son los métodos de medición que utilizan para descalificar, aprobar, desaprobar o dar una crucecita a la economía de un país.
No es gratis que, por eso, la Unión Europea, hoy llamada Eurozona, anunciara que pretende vigilar el accionar de dichas empresas o entidades dedicadas a mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. La rabia de los países europeos radica, nada más y nada menos, que, en caso de que se obtenga una baja calificación o una nota calificatoria regular del desempeño económico, sus colapsadas economías se verían mucho más perjudicadas. Además, porque son conscientes de que precisamente la debacle de sus mercados, del aparato productivo, de sus bienes y valores se debe a las jugadas de taur en un póker capitalista hechas, durante muchos años, por los dueños del mercado de la especulación y la usura, a donde pertenecen buena parte de las calificadoras.
Las mismas que señalan qué bonos soberanos sirven y cuáles deudas podrán cancelarse. No es gratis que un grupo especial de la llamada Comisión de Valores Europea haya caído a las oficinas de las agencias Moody´s, Standard y Ficht, las tres más grandes, y otras tantas menos visibles, luego de conocer el anuncio de estas que serían mal calificadas 15 de las naciones de la Eurozona. Lo que sintieron como una amenaza directa.
Voces especializadas como las del propio Director del Banco Central Eueropeo han señalado que la calificación es cada vez menos técnica y más política y recordó que las calificadoras y el sistema financiero fueron el combustible para el motor de la crisis de 2008. Vaya a saberse si es verdad lo que señala este ejecutivo y algunos otros de bancos galos que se han pronunciado de manera similar, al respecto.
Claro que lo que tampoco se puede perder de vista en estos casos, para quienes somos neófitos en el asunto, es que se dice que las malas calificaciones se deben al endurecimiento del crédito, el poco acuerdo de los gobiernos para enfrentar una crisis económica, las medidas blandas que se toman, los niveles de endeudamiento en lo público, entre otros; es decir, una especie de mala gestión desde los gobiernos y sus bancos centrales para afrontar peligros de recesión en sus economías domésticas.
Pero todo pasa simplemente por recomendar recortes de inversión, despidos generalizados y control del gasto público, otra discusión que enfrente no sólo a los gobiernos con las calificadoras de riesgos, sino con muchos de sus propios bancos centrales, que creen que lo importante son los controles presupuestarios para así calmar los mercados financieros, sin importar la gente misma que se vea afectada por tales decisiones.
Como se sabe, el viernes se tomaron unas medidas por parte de los presidentes de los países europeos frente al límite de déficit fiscal, robustecer los fondos para hacer préstamos bilaterales, y más recursos al fondo de rescate europeo, entre otras, pero aún falta mirar lo que piensen y digan las calificadoras o esa fiesta podría volver a aguarse antes de que comience el 2012. La gran lección aquí sigue siendo una: Mientras el mundo depende del mercado especulativo y financiero, en un modelo capitalista sin sentido social, las crisis cada vez serán más profundas y serán seres de carne y hueso quienes lleven del bulto.
Todo pasa simplemente por recomendar recortes de inversión, despidos generalizados y control del gasto público, otra discusión que enfrente no sólo a los gobiernos con las calificadoras de riesgos, sino con muchos de sus propios bancos centrales.
Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ - GERSAN-
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