Desde que el doctor Alfonso Reyes, rector de la Universidad de Ibagué, mencionó hace algunas semanas las palabras en honor al maestro César Zambrano, en el homenaje por los valores humanos organizado en honor al maestro, hay una ideas que no han dejado de rondar en mi cabeza por lo ciertas y pertinentes de aquellas palabras.
Dijo el doctor Reyes que los jóvenes necesitan conocer ejemplos de vida que puedan imitar, y yo diría que nuestros jóvenes tolimenses mucho más; porque sin lugar a dudas hay muy pocos en el escenario regional o nacional actual a los que puedan seguir. Éste, nuestro departamento, se llenó de jefes, patrones, gamonales, nuevos ricos, politiqueros y politiquillos, pero no de hombres que puedan servir de buen ejemplo a las nuevas generaciones por su accionar en lo público, lo privado, lo social o la academia.
Cierto, es como lo expresó el señor rector, que en un mundo mediatizado por la tecnología y sus aparatos los jóvenes mantienen conectados a la virtualidad, pero aislados de lo social, de los otros, y de los mayores que podrían servirles como un referente de vida para imitar.
“Casi siempre sus conversaciones están mediadas por algún aparato tecnológico. Ciertamente esta es una generación de jóvenes que son nativos digitales pero inmigrantes sociales.
“No es de extrañar que el número de suicidios vaya en aumento en el país, con el preocupante dato de que el Tolima ocupe el primer lugar en estas estadísticas. “De allí que sea tan importante la labor de identificar y dar a conocer historias de vida de personas que, habiéndose forjado a sí mismas, hayan dejado una huella indeleble en la comunidad a la que pertenecieron.
Me parece que este es un deber moral de todas las instituciones que tienen que ver con la formación de las nuevas generaciones, en particular, de las universidades”, señaló acertadamente el doctor Reyes, al destacar las cualidades del maestro Zambrano.
Pero, además, complementó haciendo una reflexión pública de aquello que muchos conversamos en privado, somos conscientes de que pasa, y que se requiere con urgencia transformar para salir de ese letargo o ese marasmo en que nos hemos mantenido en las últimas décadas, requerimos de hombres y mujeres que estén en la primera línea del liderazgo en todas las esferas y temas del país.
Lo dijo a propósito de haber perdido el Departamento casi su representación en el Senado de la República, pero si miramos más allá, nos damos cuenta de que no solamente para esa situación si no para muchas otras la presencia del Tolima es prácticamente nula o a lo sumo invisible para muchos y en especial para las nuevas generaciones.
Seguimos en las peleítas politiqueras de siempre muy de las bancas de la Plaza de Bolívar o del Parque Murillo Toro; con los mismos protagonistas de siempre, pero sin verdaderos prohombres que nos hagan sentir orgullosos por su capacidad de trabajo, por su don de servicio, por sus valores, por su visión de desarrollo, por su aporte real conformando empresas o instituciones. Para finalizar podía decir que a excepción del propio doctor Reyes y del rector Helman Muñoz, su colega rector de la Universidad del Tolima, son pocos los hombres de una nueva generación que se “han forjado a sí mismos” y que comienzan a servir de ejemplo desde la academia hacia los demás sectores del Tolima.
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