UT: a elegir con consciencia

Nelson Germán Sánchez

La puja por la rectoría de la Universidad del Tolima ha entrado en su recta final. Esta semana se cumplirá la jornada de votación de los estamentos profesorales, alumnos y graduados, entre la propuesta del actual rector, José Herman Muñoz, y el aspirante Germán Rubio Guerrero.

La semana pasada se cumplió un debate público, que tomó más de cuatro horas de exposición de propuestas, preguntas, respuestas, contrapreguntas e indagaciones desde lo académico, lo administrativo y hasta lo personal, que empezó a marcarle a los votantes de este 11 y 12 de septiembre las preferencias y que, sin duda, luego de dicha consulta, mostrará con mayor nitidez al Consejo Superior, el que en últimas elige al rector para los próximo tres años, el nivel de aceptación que tiene cada candidato.

Rescatable que siendo la elección de la institución de educación superior más importante del Tolima y una de la más destacadas del centro del país, se produzcan ese tipo de espacios y se entienda que es así como deber ser, a través del debate, de la propuesta, de convencer, de dar la cara, de hablar de los logros y lo hecho, de lo que se hará, de presentar la hoja de vida y la experiencia académica como garantía de que se es el mejor para fortalecer la institución.

Y digo que es rescatable, porque es un debate democrático de una universidad, en donde se forman no solo profesionales sino también seres humanos, hombres y mujeres con sentido social y de responsabilidad colectiva; no es cualquier elección y, por eso, el hecho de que tanto el actual rector, José Herman Muñoz, como su contendor no hayan apelado al agravio personal, empapelado la universidad con afiches, enmugrado con pendones, contaminado visualmente el campus con pasacalles y demás, debe ser reconocido.

Hacerlo en contrario, y abrir la UT a las malas prácticas, usos y mañas de la politiquería electorera tradicional con los que algunos parecieran querer permear la jornada en la UT sería un error fatal, ya que no se avanzaría, sino se retrocedería, y se dejaría la elección a la “altura” de cualquier otra campaña de la politiquería tradicional tolimense.

La elección de la Universidad del Tolima, y de muchos otros centros de educación superior de carácter público en Colombia, seguramente se irá adecuando a las nuevas exigencias de participación ciudadana y de madurez democrática, hasta que se llegue al voto universal y el rector deba ser elegido por el voto directo, al igual que no sólo decanos, sino directores de programa, de departamentos y todos aquellos que ejerzan la dirección académica, epistemológica, intelectual e investigativa de una universidad.

Las jornadas se tendrán que normatizar más, regular, perfeccionar; esa debe ser una tarea a emprender, así como que las elecciones universitarias deben convertirse en referente regional y nacional de cómo se obtiene el favor popular a través del argumento, la propuesta y la búsqueda del bien común y no de la prevenda personal, la compra del voto, la presión y el chantaje, como ha hecho carrera en las elecciones de afuera.

Igual que no se puede dar paso al irrespeto, la mentira por la mentira, el agravio desde lo personal o los señalamientos infundados para no reconocer aciertos y logros de una gestión.

La Universidad del Tolima ha avanzado notablemente en calidad académica, investigación e infraestructura de laboratorios en los tres últimos años, así como en lo social. No se puede desconocer que es allí donde estudian mayoritariamente las personas de escasos recursos de Ibagué, el Tolima y otros departamentos, y que sin ella no podrían hacerlo; que también se ha entendido que no es educar, sino cuidar la calidad del contenido en cada programa.

La invitación es a participar, a informarse bien, a no tragar entero y hacer caso omiso de los agoreros que solo bien tinieblas y sombras, pero nunca proponen soluciones reales y ejecutables. La de la UT no es cualquier elección.

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