En medio del vacío en que nos hemos sumido al descubrir que Colombia es un país sin memoria, chato y sumiso, sólo impulsa nuestro espíritu la labor tesonera, franca y generosa de personas y entidades altruistas que aún piensan que somos más que ambición de poder, sed de venganza y sometimiento de los débiles.
Lo digo por Pijao Editores al sorprender al país con una colección que muy pocos se atreven a sacar adelante. Y en verdad fue la sorpresa más comentada en la Filbo (no por los grandes medios, por supuesto), cuando cuatro cajas con cinco títulos cada una contenían la muestra fehaciente de la maestría alcanzada por cuatro autores en más de cuarenta años de oficio literario.
Maestros, porque así como algunos profesionales reciben el título de maestría en unos pocos años de academia, los cuatro escritores la han adquirido en muchos años de compromiso con las palabras, el arte, la sociedad y el mundo, y la han dejado plasmada en obras que no dudo en tratar de memorables, puestas ahí para el disfrute de sus contemporáneos y, más allá, de las generaciones futuras.
Y este goce del espíritu, esta suficiencia editorial, ha sido posible por el trabajo paciente de un escritor convencido de la importancia del oficio de escribir, del amor por las letras y su fe en su tierra nutricia: Carlos Orlando Pardo.
La colección “Maestros Contemporáneos”, de la cual hago parte (lo cual me impide adelantar mayores juicios de valor), es un hito en el trabajo editorial de la región y del país.
Ninguna entidad oficial ha hecho tanto por la literatura regional como Pijao Editores. Cuatrocientos títulos publicados durante cuarenta años dan cuenta de esa labor tesonera, constante, de apoyo a los escritores y de validación de un universo literario que ya es patrimonio de los tolimenses.
Héctor Sánchez, Jorge Eliécer Pardo, el propio Carlos Orlando y yo, seleccionamos lo que consideramos más representativo de nuestro trabajo para constituir la obra de cada uno y conformar la colección “Maestros Contemporáneos”.
Ahí el lector se encontrará con las novelas de Héctor “Las causas supremas”, “Los desheredados”, “Entre ruinas”, “Episodios de la vida ligera” y su antología “Cuentos”; las novelas de Jorge Eliécer “El jardín de las Weismannn”, “Irene”, “Seis hombres una mujer”, “El pianista que llegó de Hamburgo”, y su antología “Cuentos”; las novelas de Carlos Orlando “Lolita Golondrinas”, “Cartas sobre la mesa y la puerta abierta”, “Verónica resucitada”, “El beso del francés”, y su antología “Cuentos”; y mis novelas “El cadáver”, “Así es la vida amor mío”, “El Frente inmóvil”, “Buen viaje General”, y mi antología “Cuentos”.
Mi abrazo de gratitud. Es un esfuerzo que merece todo el apoyo y todos los aplausos.
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